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El páramo de Yanahurco, un refugio de biodiversidad en los Andes ecuatorianos
Descubriendo la biodiversidad y los proyectos de reforestación en Yanahurco, a 3 900 metros de altura.
Ecuaterra ha explorado el majestuoso Páramo de Yanahurco, un vasto territorio que se extiende a lo largo de 3 provincias: Cotopaxi, Pichincha y Napo. Este lugar es hogar de una rica biodiversidad que incluye osos, venados, lobos y una gran variedad de aves, convirtiéndolo en un tesoro natural del país.
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El páramo alto andino de Yanahurco cobra vida con los primeros rayos del amanecer, donde el sol transforma el paisaje en un lienzo pintado de ríos y montañas.
Este ecosistema, situado a 3 900 metros sobre el nivel del mar, abarca 26 000 hectáreas y se encuentra estratégicamente ubicado entre tres grandes reservas: el Parque Nacional Cotopaxi, Antisana y Colonso Chalupas, lo que lo convierte en una zona de conservación nacional de gran importancia.
El recorrido hacia Yanahurco es una aventura en sí misma. Desde el cantón Mejía, en Pichincha, un trayecto de 60 kilómetros por un camino rocoso y desafiante lleva hasta Archidona, en Napo.
Aquí se encuentra uno de los principales atractivos del páramo: el bosque de Polylepis, conocido también como árboles de papel, que se extiende por 50 hectáreas. A pesar de su ubicación en la Amazonía, este bosque conserva el paisaje característico del páramo, con temperaturas que rondan los 10 grados Celsius.
El 14% de este bosque está compuesto por Polylepis pauta, árboles excepcionales por su capacidad de absorber agua y formar almohadillas de musgo alrededor de sus troncos y ramas.
Este peculiar ecosistema es crucial para la hidrología de la región, ya que las almohadillas de musgo condensan la humedad de la neblina, permitiendo que el agua se infiltre en el suelo y abastezca las cuencas hídricas durante la estación seca.
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Desde 2021, organizaciones como Acción Andina y la Fundación Aves y Conservación han llevado a cabo un proyecto de reforestación, sembrando 140 000 Polylepis pauta para preservar este valioso ecosistema.
Francisco Tovar, coordinador del proyecto de Acción Andina, explica que la interacción entre la neblina y las almohadillas de musgo es vital para mantener el flujo constante de agua en la región.
Los ríos Yanahurco y Tambo se nutren de los arroyos que emergen del corazón de este bosque, creando un hábitat para truchas y renacuajos. El caudal de estos ríos atraviesa pantanos y pajonales durante 3 kilómetros hasta llegar al valle de Chigtapamba, situado en el centro de Yanahurco.
En esta zona habitan 82 especies de aves, y el paisaje se transforma con la presencia de pajonales y pequeños cerros. Aquí, unos 50 caballos salvajes galopan libremente, mientras la temperatura desciende a 2 grados Celsius.
Los vientos fríos acarician la vegetación compuesta por 45 variedades de plantas, como la chuquiragua, valeriana y achupalla, que sirven de alimento para las alpacas.
Los habitantes tradicionales del área, se han convertido en los guardianes del Yanahurco. Diariamente, cada uno de ellos recorre a caballo al menos 5 hectáreas, protegiendo este valioso ecosistema.
En el corazón de Yanahurco, es posible avistar una familia de osos de anteojos corriendo entre los pajonales y venados de cola blanca, evidenciando la riqueza natural de los Andes ecuatorianos.
Al final del día, el río Yanahurco completa su recorrido, y la puesta de sol ofrece una vista espectacular de los volcanes Quilindaña, Rumiñahui y Cotopaxi, cerrando así un ciclo de vida y naturaleza en este extraordinario páramo.
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