14 mar 2025 , 17:02

Pastaza: el bosque Sumak Kawsay In Situ es un santuario natural donde el agua es protagonista

En la selva habitan grandes mamíferos y especies únicas de serpientes y hongos venenosos.

   

El agua se desliza por el suelo arcilloso, moldeando el paisaje del “bosque Sumak Kawsay In Situ”, en la colonia 24 de mayo del cantón Mera, provincia de Pastaza. Su vegetación se alza en las estribaciones de los Andes orientales, en una zona de transición entre la parte alta de la Amazonía y la Sierra.

Esta selva virgen de 92 hectáreas es atravesada por una red de senderos que inician en el límite noreste y se extienden hasta las faldas del Parque Nacional Llanganates. Son 10 kilómetros de trochas sumergidas en una humedad persistente, donde la temperatura oscila entre 16 y 26 grados.

No importa la estación, la sensación es la misma. El agua gotea desde las copas y corre bajo formando pequeñas vertientes. A cada paso, el suelo exige cuidado. La arcilla es resbaladiza y las pendientes escarpadas llevan el agua hacia los cauces. La corriente deja al descubierto depósitos de arcilla, rica en minerales y propiedades desintoxicantes.

Esta humedad da vida a más de 200 especies de hongos. Algunos como el “coral del fuego venenoso” son altamente tóxicos. Cada uno luce como una pequeña escultura, otros son tan diminutos que requieren paciencia para ser descubiertos. “El colibia” tiene la forma de sombrero.

Henry Sánchez, de la reserva Sumak Kawsay In Situ, dice:

Quote

“Todas las nubes de la Amazonía, bajan y suben a la Cordillera Oriental, que está conformada con este corredor de conectividad del parque Sangay. Sumak Kawsay In Situ está a una altura de 1475 metros sobre el nivel del mar, que tan importante es este sector, es que de aquí nacen muchas fuentes hídricas de toda la Amazonía baja”.

Cuatro kilómetros al oeste, el sendero desciende hasta un cañón profundo, donde el agua que cae por las laderas da origen a uno de los ríos más importantes de Pastaza: el río Anzu, un afluente que se abre paso hasta el Napo y más adelante se pierde en la inmensidad del Amazonas.

Le puede interesar: Conozca el refugio de vida silvestre Manglares del río Muisne, el hogar de la garza rosada y la garceta azul en Manabí

En el centro de la reserva, el estruendo del agua contra las rocas delata la cascada “Luna de Miel Amplexus”, oculta entre dos colinas donde predominan los tonos arenosos de la arcilla.

Su fuerza y bruma nutren las múltiples palmas que crecen en su orilla. La corriente rápida y constante ha tallado toboganes y formas onduladas en las rocas.

En el suelo húmedo quedan las huellas de serpientes como la boa terrestre, cuya piel iridiscente se confunde con la luz filtrada entre las ramas. Su ascenso en espiral entre los arbustos es una exhibición de equilibrio y precisión.

Esta selva registra una de las mayores diversidades de serpientes en Ecuador, incluyendo algunas de las más venenosas. La “Bothrops Atrox” se mimetiza con el suelo cubierto de hojas secas, una adaptación que le permite cazar. Su veneno es altamente tóxico y de efecto rápido.

Alejandra Razzo, investigadora de Sumak Kawsay In Situ, indicó:

Quote

“Una característica de esta serpiente es que su veneno es neuro y hemotoxico, y la cantidad de veneno que botan cuando hacen una mordida es alto”.

Incluso los grandes mamíferos, como jaguares, pumas y pecaríes, son cautelosos al moverse en este territorio. Para ellos, las serpientes representan uno de los mayores riesgos. 15 000 horas de grabación con cámaras trampa han logrado identificar a estos dos grandes felinos en la reserva.

Entre las laderas, en lo profundo del bosque tropical, donde las copas de los árboles oscurecen los senderos, 360 especies de aves encuentran refugio.

Se esconden entre el follaje y aunque son difíciles de ver sus cantos, delatan su presencia. Los colibríes se lanzan en vuelo rápido sobre las magnolias para libar su néctar, mientras los “azulejos” aprovechan un banano para alimentarse.

Lea también: El humedal La Segua es el sitio ideal de turistas para el avistamiento de aves

Esta reserva es una de las más diversas del mundo, con más de 250 especies de árboles en una sola hectárea. Entre ellos, destacan las palmas de pambil, tarapoto y huagrachanga, mientras que gigantes como el copal, el achotillo, el yuyún y la magnolia se elevan entre 50 y 70 metros, formando un dosel imponente.

Aquí, donde todo gotea, escurre y resuena, la vegetación se expande hacia las alturas nutriendo una selva que crece sobre agua.

Noticias
Recomendadas