El bosque Mindo Nambillo es un santuario de biodiversidad y misticismo
Esta selva es un vasto tapiz de vegetación, rodeada de cascadas y ríos, ubicada en la parroquia Mindo, en el noroccidente de Pichincha. Es un lugar turístico que tiene áreas protegidas que se destacan por su biodiversidad.
Ubicado en la parroquia Mindo, al noroccidente de Pichincha, el bosque Mindo Nambillo es un vasto ecosistema de aproximadamente 19 mil hectáreas, considerado un verdadero santuario natural.
Con una historia que se remonta a más de 3 mil años, este bosque es hogar de senderos ancestrales, cascadas imponentes y una biodiversidad única que lo ha convertido en un destino turístico de renombre.
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Declarado área protegida en 2006, este ecosistema forma parte de la cordillera de los Andes y se caracteriza por su exuberante vegetación y abundantes lluvias. Su geografía, conformada por colinas y picos cubiertos de densa flora, permite el desarrollo de una gran variedad de especies animales y vegetales.
Mindo es reconocido a nivel mundial por su riqueza ornitológica. Se han registrado alrededor de 500 especies de aves, entre ellas, el nuquiblanco, un colibrí cuya hembra se mimetiza para competir por el néctar; el colibrí violeta, conocido como el Ángel del Sol por su garganta púrpura; y el tucán del Chocó Andino, un ave emblemática que destaca por su plumaje multicolor. Gracias a esta diversidad, la zona es considerada uno de los mejores puntos de observación de aves en América del Sur.

"Hemos logrado registrar muchos más que en cualquier otra parte del mundo, alrededor de 16 a 180 mil individuos en conteos. Brasi, Colombia y Perú, países más grandes que los nuestros, pueden llegar a contar entre 3 800 y 4 mil individuos" explica Santos Patiño, guía naturalista bosque de Mindo

Además de sus aves, Mindo alberga mamíferos como pumas, osos de anteojos y venados, cuya presencia ha sido confirmada por rastros y registros de la comunidad científica. Entre las especies más fáciles de observar están las guatusas, pequeños roedores herbívoros que contribuyen a la regeneración del bosque dispersando semillas.
En cuanto a reptiles, en este bosque es posible encontrar el camaleón sudamericano, que cambia de color para atraer a su pareja, y el anolis verde, una especie que se creía extinta. También se han registrado serpientes como la dendrophis, que se alimenta de ranas y se oculta entre la hojarasca.
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La flora de Mindo es igualmente impresionante. Se han identificado alrededor de 250 especies de orquídeas, desde la diminuta Scaphosepalum hasta la majestuosa orquídea de pantano. Entre los árboles más característicos se encuentra el ficus o matapalo, una higuera estranguladora que envuelve a otros árboles con sus raíces para alcanzar la luz solar.
Uno de los principales atractivos de Mindo son sus senderos místicos, conocidos como culuncos. Con más de 3 mil años de antigüedad, estos caminos prehispánicos fueron utilizados para el intercambio comercial entre la costa y la sierra. Desgastados por la erosión y el tiempo, representan un testimonio invaluable de las antiguas civilizaciones y su conocimiento de la astronomía.
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El bosque también es famoso por sus cascadas. Entre ellas, destaca la cascada La Roca, cuyo chorro de agua cae desde una altura de 60 metros en el río Nambillo. Este ecosistema acuático cumple una función vital en la filtración del agua de lluvia, eliminando contaminantes y asegurando la pureza de los ríos.

Un tesoro natural protegido por la comunidad
La comunidad de Mindo juega un papel fundamental en la conservación de este valioso ecosistema. Mediante iniciativas de ecoturismo y programas de protección ambiental, los habitantes de la zona buscan preservar la riqueza natural del bosque, garantizando su sostenibilidad para las futuras generaciones.
Visitar Mindo Nambillo es adentrarse en un mundo de biodiversidad, historia y magia. Sus paisajes, sonidos y especies únicas lo convierten en un destino imperdible para los amantes de la naturaleza y la aventura.
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