El bosque de la comuna Dos Mangas, en Santa Elena, es hogar de 21 especies de mamíferos y 84 especies de aves

Santa Elena no solo es tierra de paradisiacas playas, a solo 15 minutos de la Ruta del Spondylus se esconde un bosque lleno de frondosa vegetación centenaria, hogar de mamíferos, aves y anfibios, protegidos por una comunidad de 1 500 habitantes.

Es el bosque de la comuna Dos Mangas, asentado en el centro de la cordillera Chongón - colonche, a siete kilómetros de Manglaralto. (mapa) por su ubicación el clima varía.

En la zona baja, a 75 metros sobre el nivel del mar es un bosque seco, con poca presencia de lluvia y vegetación menos densa, pero mientras se sube por la cordillera, que alcanza los 8 000 metros de altura el escenario va transformando en un bosque húmedo tropical, con terreno blando, vegetación exuberante y aunque incrementa la posibilidad de precipitaciones la temperatura puede superar 28 grados centígrados.

El panorama cambia desde que se toma el desvío por Manglaralto.

Un recorrido que se hace montado en caballo, y aunque son 2 800 hectáreas de bosque bajo conservación comunal, la fauna aparece desde el principio.

Son los monos aulladores, una de las 30 familias documentadas por los guardabosques. El macho vigila atento desde la copa de un guarumo de 6 metros, haciendo su gutural aullido, mientras sus crías juegan en las ramas de estos árboles de donde también se alimentan.

Alfredo Suárez, coordinador del bosque de comuna Dos Mangas, indicó:

Son 21 especies de mamíferos que se refugian en el bosque, han sido identificados gracias a las cámaras trampa que también han captado tigrillos, armadillos, guatusas y venados. Se suman 84 especies de aves. Vuelan libres y han encontrado refugio en árboles de hasta 20 metros como los tucanes.

Sandro Tigrero, guardabosques, dijo:

Por el bosque corren dos ríos, que antiguamente los moradores denominaban “mangas”, de ahí el nombre de la comuna. El río grande y el río Chico se unen y forman el afluente dos mangas.

Sus aguas normalmente son cristalinas, pero las precipitaciones invernales están arrastrando lodo, piedras y vegetación, influyendo, de momento, en la turbiedad que impide ver a las ranas, camarones de agua dulce y lisas que habitan aquí.

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Los visitantes deben acudir preparados: el cielo puede estar despejado con sol intenso y en minutos cambia a una fuerte lluvia. Son dos senderos habilitados y recorrerlos toma entre tres a cuatro horas, luego de dos horas de subida por la ribera del río se siente la humedad y un mayor verdor de la vegetación y aparecen las pequeñas cascadas.

Son seis en el área de conservación de hasta 2 metros de alto, rodeadas de guayacanes, higurones y figueros que tienen hasta 200 años.

Hay 180 especies de plantas que, cuando llueve, ayudan a cubrirse del agua. La paja toquilla es una de ellas por sus grandes hojas y al igual que la caña guadúa son las dos que sí pueden extraer los comuneros con autorización.

Los grandes guayacanes son parte de los árboles endémicos que también protegen de la lluvia. En este bosque se encuentra el camacho o como lo denominan los moradores “el taparrabo” por la gran dimensión de su hoja.

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Hoy se ven los resultados de 14 años de reforestación. Hasta el 2 000 se talaba sin control, sin embargo, junto con ambientalistas extranjeros que llegaron a dos mangas empezaron un cambio y en 2 011 se unieron al proyecto sociobosque comprometiéndose a la conservación.

Danilo Vera, presidente comuna dos mangas

Aunque el sol cae en Dos Mangas, el sonido de la naturaleza sigue activo en las 2 840 hectáreas que se rescataron.