Abras de Mantequilla,el cuarto humedal más importante del país, alberga a cientos de especies de flora y fauna en Los Ríos
50 familias protegen los bosques manteniendo sus cultivos fuera de ellos. Su compromiso con la conservación ha hecho del ecoturismo un pilar económico, atrayendo a cerca de 3 000 visitantes al año.
Las lagunas del humedal Abras de Mantequilla se abren paso entre bosques fragmentados en el centro-occidental de la provincia de Los Ríos. Son 22 500 hectáreas, que abarcan los cantones Mocache, Palenque, Puebloviejo y Vinces, y tiene cuatro ríos homónimos.
Las aves son una de sus riquezas: las Marías surcan el cielo con su potente gorjeo, mientras las garzas, las más abundantes entre sus 127 especies, dominan los ramales, buscando peces como el barbudo, guanchiche y vieja montañera.
Hay otras que viven más cerca de los nativos como el pájaro reloj y el negro tilingo, siempre alerta aguardando el momento perfecto para alimentarse en sembríos de arroz.
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En la época de invierno, el humedal llega a contener hasta 50 millones de metros cúbicos de agua; durante el verano, entre junio y noviembre, el nivel del agua baja, formando así numerosas islas.
El paisaje se transforma en un lienzo donde el amarillo mantequilla de los campos de maíz contrasta con los espejos de agua. Eso ha inspirado el nombre del lugar.
Un paraíso ornitológico del Ecuador
Hay aproximadamente 60 poblados en sus laderas. El Recuerdo, El Abanico e Isla Bonita trazan la ruta principal para recorrerlo.
Hay árboles de 20 metros, como el samán blanco. Sus vainas, con propiedades antimicrobianas, son empleadas por los habitantes para aliviar la tos, al igual que el nin, de hojas verdes, alargadas y amargas.
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Aquí la laguna se extiende a lo largo de dos kilómetros. Los helechos forman alfombras flotantes que reciben gallaretas azules, coloradas o tambuleras, también al chuque.
El sincronizado vuelo de los patos cuervo acompaña en el trayecto hasta El Recuerdo, donde empieza el bosque seco tropical con árboles de guachapelí, caracolí y bototillo.
El grito de una familia de monos aulladores resuena entre las ramas de árboles de mango y guayaba; mientras algunos se deslizan por el follaje, otros descansan.
En un palo de balsa, un pájaro carpintero construye su nido. Abras de Mantequilla es reconocido como paraíso ornitológico del Ecuador, pero en sus bosques también hay mamíferos como el ocelote, el venado y la guanta.
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El tramo que une a los poblados El Recuerdo y El Abanico se transforma en un brazo del humedal donde los lechuguines cubren la superficie, creando la ilusión de un lecho seco que se entrelaza en una esquina con árboles de guanábana y guayaba, visitados por monos aulladores. Unas 200 familias de primates han sido documentadas.
Las secas ramas de los 'palo de murciélago' forman cuevas entre los senderos y hacia el oeste, una capa de palmeras reales limita con una de las lagunas más grandes, de aproximadamente una hectárea.
Las familias están comprometidas con su protección
50 familias protegen los bosques manteniendo sus cultivos fuera de ellos. Su compromiso con la conservación ha hecho del ecoturismo un pilar económico, atrayendo a cerca de 3 000 visitantes al año.
“Logramos que las canoas que se utilicen sean de madera y maniobrados con canaletes, o sea sin motor, para que la bulla no afecte a los pájaros”, dijo a Ecuavisa Abdón Morán, quien lidera el plan de conservación en humedal.
Recorrer el humedal toma unas cinco horas. La vía Vinces-Mocache conecta con un camino lastrado de 800 metros, flanqueado por árboles de ciruelo y membrillo que abren paso a sus lagunas.
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Abras de Mantequilla es el cuarto humedal más importante del país.
En 2001 fue declarado Territorio Ramsar; es decir, de conservación prioritaria en el mundo.
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