Los puestos de costura popular, otra de las caras de Guayaquil

La velocidad de la aguja y la precisión del manejo de las máquinas de coser hacen que Wilson Pérez de 45 años dedique doce horas de su día a esta tarea. Él es uno de los costureros que trabajan en el sector de la Pedro Pablo Gómez. 

Como Felipa Torres, otros 10 clientes llegan cada día a uno de los locales ubicados en el sector conocido como "Las cinco esquinas" en busca de arreglos rápidos y económicos. Desde un dólar se puede pagar por algún trabajo puntual.

Los trabajos más comunes son bastas o hacer remiendos, cuenta Pérez. Recuerda el desorden mientras ofrecía sus servicios en las veredas junto a los cachineros que por años ocuparon esa área del centro de la ciudad. Dice que los tiempos cambiaron. "En los años 80, cuando llegué por aquí, era terrible. Se peleaba contra los señores metropolitanos, porque nos querían llevar las máquinas; y contra los delincuentes, porque les querían robar a nuestros clientes". 

Con su familia vive en Guayaquil desde hace 35 años y pese a que nació en Riobamba, espera continuar con su jornada laboral en esta ciudad que le abrió las puertas como a otros costureros que continúan asociándose para alquilar los más de 10 locales que se concentran en esa zona comercial y así mantener vivo este tradicional oficio guayaco.