21 may 2024 , 15:59

El precio de ser mujer en Guayaquil: desempleo y trabajo no remunerado

Las mujeres son las más afectadas por el empleo no remunerado en Ecuador.

   

En Ecuador, especialmente en la ciudad de Guayaquil, las mujeres enfrentan una realidad laboral sumamente desfavorable. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), ellas constituyen la mayoría en el sector del empleo no remunerado.

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Este fenómeno no solo refleja una desigualdad de género persistente, sino que también subraya las dificultades adicionales que enfrentan las mujeres en edad reproductiva.

Uno de los primeros obstáculos que encuentran las mujeres al buscar empleo son los prejuicios relacionados con su vida personal. Los reclutadores frecuentemente cuestionan sus planes de matrimonio o maternidad, lo que limita sus oportunidades laborales.

Este tipo de discriminación es un reflejo de las expectativas sociales que asignan a las mujeres la responsabilidad principal del cuidado del hogar.

Las tareas no remuneradas como lavar, cocinar, planchar, atender a los niños y gestionar el hogar son las más comunes entre las mujeres en Ecuador.

Mientras algunas lo hacen por decisión propia, otras, a pesar de no ser madres, no logran acceder a empleos formales debido a estar en la considerada edad reproductiva, que abarca de los 15 a los 49 años.

El precio de ser mujer en Guayaquil: desempleo y trabajo no remunerado

Las estadísticas del INEC son contundentes: en lo que va del año, el 64,9% de los trabajadores no remunerados en Guayaquil son mujeres. De estas, el 55,56% están en edad reproductiva.

Estos números evidencian la magnitud del problema y la necesidad urgente de medidas que promuevan la igualdad de oportunidades laborales.

El Código de Trabajo de Ecuador establece ciertos derechos para las mujeres que se convierten en madres, como 12 semanas remuneradas posteriores al parto y un período de lactancia de 12 meses con una jornada laboral reducida de 6 horas.

En contraste, los hombres solo tienen derecho a 15 días de licencia de paternidad. Esta disparidad contribuye a que muchas empresas prefieran contratar hombres, evitando así las “complicaciones” que, desde su perspectiva, pueden traer consigo las trabajadoras en edad reproductiva.

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