El turismo en la Isla Santay cayó en un 90 % debido a daños en la infraestructura
Las pasarelas de la ecoaldea están deterioradas y los habitantes enfrentan carencias básicas y crisis económica debido a la falta de visitantes.
En sus días de mayor esplendor, más de 10 000 personas visitaban la Isla Santay al mes. Hoy, con el puente que conecta Durán cerrado y el de Guayaquil con daños, apenas alcanzan a tener 1 000 turistas mensuales.
La mayoría de turistas llegan desde el Malecón 2.000 y se evidencian la falta de servicios básicos en esa localidad. La reducción de turistas ha golpeado la economía en la isla.
Jacqueline Achiote es una de las cuatro cocineras que permanecen en el restaurante comunal, que solía emplear a ocho mujeres. La falta de visitantes obligó a las demás a abandonar sus puestos.
Según Achiote, antes llegaban hasta 200 personas en grupos. Ahora apenas el número llega a 10 y solo siete saben consumir algo en su local. Una situación similar enfrenta Elsa rodríguez, de 73 años, guía turística y residente, que sobrevive con apenas USD 20 a la semana.
Aunque geográficamente Santay le pertenece al cantón Durán, la administración está en manos del Ministerio del Ambiente desde 2010. Bajo la gestión de Marcela Aguiñaga como ministra, se firmó la compra por más de USD 10 millones de dólares al Banco Ecuatoriano de la Vivienda.
En la isla también está un área nacional de recreación y desde el 2000 es un humedal de importancia internacional. Televistazo pidió entrevista al Ministerio del Ambiente, pero solo se autorizó la visita del equipo periodístico.
La ahora prefecta del Guayas, Marcela Aguiñana, pidió la delegación del área protegida, en junio del 2023. No obstante, el Ministerio de Ambiente en un comunicado de mayo de 2024, indicó que no procede".
Según estimaciones de la Prefectura, rehabilitar la infraestructura y los servicios básicos requerirían una inversión de al menos USD 5,5 millones. Sin embargo, no se han presentado detalles técnicos que respalden este cálculo.
Con las competencias administrativas en un limbo, los 320 habitantes de Santay continúan esperando soluciones que les permitan vivir dignamente.
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