El plan de reforestación de la Alcaldía inicia en octubre próximo, pero recién en dos años se comenzará a arborizar las avenidas principales.
El plan para sembrar árboles en avenidas principales de Guayaquil arrancará recién en 2025, según lo anunció esta semana el alcalde Aquiles Álvarez, quien subraya que en la ciudad "no hay arborización". De acuerdo al funcionario, en 2024 iniciarán los procesos para designar a la empresa que se encargará de esa tarea. El plan del Cabildo es comenzar por las avenidas 25 de Julio, Francisco de Orellana y Narcisa de Jesús.
Según Álvarez, por un "tema de recursos" no se puede acelerar la siembra de especies en las avenidas de la ciudad. Sin embargo, desde la Dirección de Ambiente y Preservación de Áreas Verdes de la Alcaldía se explica que, si bien el proyecto para plantar en vías comienza en dos años, a finales de octubre de 2023 se empezará a cultivar en espacios cedidos al Cabildo, por ejemplo, cerca del puente que conecta el Puerto Principal con La Joya (Daule) o en terrenos al sur de la urbe entregados por la Universidad de Guayaquil y la Federación Deportiva del Guayas.
El proyecto contempla la siembra de guayacanes, fernán sánchez, ceibos, cedros, laureles, pechiches, bototillos, entre otros.
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Controlar la cochinilla
Antes de sembrar árboles, el Municipio y expertos coinciden que los esfuerzos deben concentrarse en controlar la plaga de la cochinilla, que ha afectado a mangos, guayacanes, fernán sánchez, samanes, entre otras especies.
Según los cálculos del Cabildo porteño, 500 de los 3 000 samanes que hay en el área urbana de Guayaquil están estropeados por la cochinilla. Pero 100 de esos 500 están en "un punto de no retorno", reitera Boris Navarrete, jefe de Planificación de Áreas Verdes.
En entrevista con Ecuavisa.com, Navarrete explica que el plan para frenar la expansión de la cochinilla se compone de la poda y tala controlada de los árboles, fumigación y endoterapia. Este último tratamiento consiste en aplicar un químico en la corteza del árbol que "nos ayuda a estimular el crecimiento de nuevos brotes".
En la avenida Kennedy, en el norte de la urbe, algunos árboles que están plantados sobre la acera reaccionan favorablemente al tratamiento. Los brotes con nuevas hojas están naciendo de las ramas. Por otra parte, el parterre luce hoy totalmente descubierto de follaje. Solo se observan troncos.
Navarrete enfatiza que la plaga de la cochinilla no se va a erradicar, que la meta del Municipio es controlarla. Y eso, de acuerdo al ingeniero ambiental Carlos Arcos, es "urgente". El experto sostiene que de nada sirve tener un árbol joven, "que probablemente va a ser atacado por la plaga".
La cochinilla se expandió en los árboles de la ciudad entre 2020 y 2021. A la par, en las plantas ornamentales se extendía otra plaga: el pulgón. En septiembre de ese último año la exalcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, declaró la emergencia en las áreas verdes. Con corte a 2022, la Alcaldía reconocía que la cochinilla se había propagado en 261 barrios y mil parques de la zona urbana.
La Administración pasada también apostó por la liberación de mariquitas como un depredador natural de la plaga, sin embargo, Arcos menciona que se cometió el error de soltar los coccinélidos siendo más pequeños que la cochinilla. "Si es un insecto más pequeño, no va a servir de nada", declaró Arcos. Naverrete, de su lado, aclaró que actualmente no se usan mariquitas.
Adicionalmente, el consultor ambiental dice que la endoterapia ha afectado a poblaciones de abejas y otros insectos.
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Más áreas verdes, pero útiles para los ciudadanos
Según un último censo del arbolado urbano de Guayaquil, que no incluye la Vía a la Costa y los predios privados, en la vía pública de la ciudad había más de 100 000 árboles. Pero de acuerdo a una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la urbe necesitaría al menos 900 000 árboles para brindar una mejor calidad de aire a sus ciudadanos.
En ese sentido, el urbanista Carlos Jiménez insiste en que la ciudad debe controlar la plaga de la cochinilla, pero además menciona que es indispensable que la urbe cuente con un plan para recuperar su arbolado.
"Siempre se han diseñado las áreas verdes en función de un mínimo. No se han desarrollado las ciudades más allá de ese mínimo", indica Jiménez.
Jiménez reitera que las ciudad debe preservar sus cerros y apostar por proyectos urbanísticos verticales, sin arrasar espacios verdes indiscriminadamente.
Agrega que Guayaquil debe incluir en sus proyectos de forestación a Daule, Samborondón y Durán, que juntos conforman el denominado Gran Guayaquil. El especialista asevera que la falta de vegetación en el conurbano afecta a todos sus habitantes.
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