Alto riesgo de accidentes para buques en el canal de acceso al Golfo de Guayaquil por falta de señalética náutica
Solo 100 de las 212 boyas que sirven como señalética están operativas, dicen los navegantes
Cerca de 2.500 buques que ingresan anualmente al canal de acceso al Golfo de Guayaquil se enfrentan a un peligro constante de accidentes. El Canal del Morro, situado a pocos minutos de uno de los puertos marítimos, es conocido por los navegantes como una zona con numerosas rocas de hasta 3 metros de altura en el lecho marino.
Según el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar), en esta área deberían existir seis boyas náuticas que guíen a los capitanes y eviten colisiones contra las rocas.
Sin embargo, el problema se repite a lo largo de los 100 kilómetros del canal, por donde transitan los 2.500 buques anuales, que constituyen un pilar fundamental del comercio exterior.
El presidente de la Corporación de Prácticos de los Puertos, que representa a los navegantes, advierte sobre el peligro existente, ya que solo 100 de las 212 boyas están operativas. Para repararlas se necesitarían aproximadamente 9 millones de dólares.
La situación es preocupante ya que cada buque paga una tasa denominada "faros y boyas", destinada a mejorar la señalización náutica, pero no hay tal mejoría.
En el año 2022, por ese concepto se recaudaron 15 millones de dólares, pero según Pablo Rizzo, presidente de la Autoridad Portuaria de Guayaquil (APG), ese dinero no está en la institución, fue transferido al presupuesto general del Estado.
Rizzo sostiene que debería existir una normativa que establezca que estas tasas se utilicen exclusivamente para el propósito para el cual fueron recaudadas.
Por su parte, el Ministro de Finanzas, Pablo Arosemena, argumenta que la ley determina que los ingresos provenientes de estas tasas se dirijan a las arcas del Estado. Sin embargo, también destaca que la Autoridad Portuaria de Guayaquil sí cuenta con recursos.
"A pesar de tener el presupuesto específico desde enero, solo han ejecutado el 20% de los recursos disponibles", afirmó Arosemena.
El presidente de APG argumenta que reparar el sistema de boyas excede su presupuesto anual de 3 millones de dólares, es decir, es tres veces menor a la cantidad necesaria para llevar a cabo las reparaciones.
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