Elaboración de licor artesanal se niega a morir por considerarse tradición
El Gobierno prohibió la venta de este tipo de licor producido artesanalmente.
La elaboración de licor artesanal es una actividad que se niega a desaparecer en provincias como Bolívar, donde su producción está prohibida pero los cañicultores aún mantienen esta tradición.
Ángel Escudero lleva 50 años dedicado a extraer el licor de la caña de azúcar en los denominados trapiches. Vive en la parroquia Guanujo y aseguró que no abandonará este trabajo a pesar de los riesgos de su comercialización.
“Ahora estamos vendiendo prácticamente en contrabando... la Policía, la sanidad, ellos vinieron dos veces a querer llevar el agua ardiente”, comenta Escudero.
Como su venta está prohibida por las autoridades, en esta población se lo encuentra solo en bodegas escondidas. Durante un recorrido por varios sectores de la provincia un equipo de Televistazo constató que varios letreros ofrecen este trago, pero cuando solicitaron el producto los locales se negaron a vender el licor.
Laura Vásconez permitió entrar a su bodega, donde aún conserva esta tradición: “Nosotros somos mayores y vivimos así de esto, es un licor tan sano, hasta para remedio llevan esto”.
En 2011, 50 personas murieron en el país por el consumo de licor artesanal adulterado, estaba mezclado con alcohol metílico. En Bolívar existen plantaciones de caña de azúcar en cantones como Echandía y San Miguel.
En la parroquia Guanujo se concentra la mayoría de locales que comercializan el licor artesanal de la provincia, son 150 productores pero sumados a los que lo elaboran clandestinamente este licor suman más de 500.
En esa zona, un grupo de cañicultores se unió para legalizar la actividad y cumplir con las normas de seguridad y salud que les permitan vender el puro de caña libremente.
“Es un trago artesanal, sumamente bien hecho y por eso está patentado ya en Quito, está ya a nivel nacional”, explica Clemencia Rea.
El gobierno compra parte de la producción de licor a los agricultores para elaborar combustible, pero el precio que paga por cada litro (72 centavos de dólar) no convence a los productores.
Otra de las alterativas es tramitar el registro sanitario a través del Ministerio de la Producción con la asesoría de la Universidad de Bolívar.
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