16 ago 2013 , 11:54

El Yasuní: Las riquezas del último paraíso

   

Cualquier alteración o disminución que sufran los bosques naturales degradan la biodiversidad.

De acuerdo a estudios científicos, el Parque Yasuní, ubicado en la región amazónica ecuatoriana, en las provincias de Orellana y Pastaza, es la región de mayor diversidad biológica del mundo. Aquí se han registrado más de 567 especies de aves.

* La garza peche castaña

El recorrido que nos llevó a la laguna de Charapillo. En este viaje al centro del ecosistema de la más variada biodiversidad tropical en la provincia de Orellana, encontramos por fin la entrada, después de casi hora y media de navegación, aguas arriba del río Yasuní. Estábamos en territorios del parque nacional, por lo que era necesario avanzar a remo y en silencio, pues el ruido podría ahuyentar a las especies y contaminar el entorno.

El avance de la embarcación estuvo lleno de obstáculos, pero finalmente llegamos al santuario de unas extrañas aves, la garza castaña. Nuestra visita se da en el momento justo en el que la naturaleza les indica  que deben continuar con la especie, pues estaban reconstruyendo sus nidos para aparearse. 

 

En el hábitat ideal de esta especie, también conocido como garza castaña, existe abundante agua, por lo que prefiere los pocos profundos cauces del río y zonas pantanosas del bosque húmedo tropical, para encontrar alimento.

 

Al asecho de la explotación, la garza azul del Yasuní todavía  puede  volar libre por el cielo, ofreciendo un hermoso espectáculo natural.

 

Estas aves, como todas las especies que habitan el Yasuní, merecen seguir viviendo en su hábitat, bajo las mismas condiciones que las han hecho prosperar lejos de cualquier actividad amenazante. 

 

Esperemos que con el pasar del tiempo no tengamos que decir “Aquí reposan los restos de unas criaturas que fueron bellas sin vanidad, fuertes sin insolencia y valientes sin ferocidad”.

 

* Laguna de Jatuncocha

 

La laguna de Jatuncocha fue otro de  nuestros destinos, este es santuario de loros y aves silvestres. Para llegar a ella debimos navegar durante hora y media. Todo era oscuridad cuando salimos del puerto y el amanecer nos sorprendió en medio del río.  

 

Continuamos nuestro avance por el río hasta llegar a la entrada de 'Jatuncocha', nadie nos había dicho que teníamos que bajarnos en medio del agua.  El recuerdo de que la fauna del Yasuní, no siempre es amistosa, nos hace dudar un poco. Avanzamos lentamente, la lluvia había dejado de caer y empezamos la caminata que duró algunos minutos. Dentro de la selva viendo vegetación y escuchando los sonidos de los animales que se esconden temerosos de nuestra presencia, todo nos parece interesante, hasta mágico. 

 

Disfrutamos del encanto de una selva cerrada que no nos permite ver el cielo. Árboles tan grandes, cuyas copas no alcanzamos a ver desde la tierra. De repente, en medio de un claro, un 'ensaladero' de loros. Nos acercamos con sigilo y de lejos vemos a estos animalitos alimentarse de la sabia de un viejo árbol.

 

'Jatuncocha' es una laguna en donde la vida transcurre hasta ahora de forma tranquila para sus especies. Sin embargo hay una sombra que lo asecha.

 

Y llegó la hora de marcharnos, así le decimos adiós a 'Jatuncocha'. Después de ver y escuchar, nos sentimos privilegiados, pues hemos sido testigos de su belleza, tal cual la madre naturaleza dispuso de ella, antes de que el hombre pueda convertirla en una nueva plataforma de explotación del codiciado oro negro. 

 

El objetivo de crear el parque nacional fue la preservación de especies en peligro de extinción, proteger innumerables especies animales y vegetales, puesto que "cualquier alteración o disminución que sufran los bosques naturales conducen de un modo inevitable a la extinción o menoscabo de la diversidad genética y con ello la degradación de la biodiversidad".

 

Vea el video completo del reportaje Yasuní: Las riquezas del último paraíso

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