22 jul 2020 , 01:10

Tribus amazónicas en peligro por construcción de camino

   

La vía, hasta finales de julio, tenía un avance de 4,7 kilómetros en medio de la selva.

Una ruta abierta durante la cuarentena en medio de un parque nacional en la Amazonía de Ecuador desata el temor de poner en riesgo la supervivencia de dos tribus ancestrales no contactadas que viven en medio de la profundidades del la selva desde hace miles de años.

 

Esos pueblos, de unas pocas de decenas de integrantes cada uno, son los Taromenane y Tagaeri, y sistemáticamente han rechazado —huyendo o con violencia— cualquier contacto con la civilización occidental. Sin embargo, la ruta que está abriendo la empresa estatal Petroamazonas llega a los linderos de los territorios de esas tribus.

 

Gilberto Nenquimo, presidente de la nacionalidad Waorani que vive en la zona afectada, dijo a The Associated Press que “estamos preocupados porque esa carretera va hacia territorio por donde se mueven los Tagaeri y los Taromenane”.

 

Explicó que con los trabajos de la vía y de las plataformas petrolíferas “los animales se asustan y se van a lo profundo de la selva por la bulla, y a los pueblos aislados les toca hacer lo mismo para conseguir comida, pero también pueden toparse con cualquier trabajador que se atreviese en su camino y lo lancean. Ellos son así”.

 

Destacó que con la explotación de petróleo y la carretera “el Estado les está quitando el suelo tradicional de los pueblos no contactados”.

 

La situación se deriva de la decisión del gobierno ecuatoriano de explotar petróleo pesado del subsuelo del Parque Nacional Yasuní, hogar de tales pueblos aislados, y de acuerdo con el Estado, uno de los sitios más biodiversos del planeta.

 

La ruta es fundamental para desarrollar la explotación petrolífera en las plataformas Ishpingo A y B, a unos 120 kilómetros al sureste de la capital y en medio de Amazonía, de las que se espera que aporten unos 40.000 barriles de petróleo diarios a un Estado cuyas finanzas han sido duramente golpeadas por una recurrente iliquidez fiscal, a lo que se sumó las consecuencias de la virtual paralización del 70% del aparato producto ecuatoriano por la pandemia del COVID-19.

 

La empresa petrolera estatal Petroamazonas, filial de la matriz Petroecuador, empezó la construcción de esa ruta el 17 de marzo, mientras buena parte del país empezaba una rigurosa cuarentena y toque de queda por el coronavirus.

 

Un documento de esa empresa enviado a la AP explicó que no es una carretera, sino “un acceso ecológico para conectar la plataforma Tambococha B a la plataforma Ishpingo A, ambas ubicadas en el Bloque 43 ... fuera de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Yasuní”.

 

Garantizó que “para reducir la huella ecológica, se realiza topografía ambiental a detalle con un grupo de técnicos especializados ... con el fin de preservar áreas biológicas sensibles, humedales, saladeros, comederos, entre otros mecanismos de protección. Además, salvaguardas ambientales que permiten mantener la conectividad del ecosistema y flujo genético de especies”.

 

La vía, hasta finales de julio, tenía un avance de 4,7 kilómetros en medio de la selva y se espera que su longitud total llegue a unos diez kilómetros, a través de los cuales se llevarán la maquinaria y los elementos requeridos para desarrollar las dos plataformas Ishpingo, cada una con 40 pozos.

 

El 2019 se aprobó la explotación de esas plataformas, la licencia ambiental fue a mediados de ese año y los trabajos comenzaron el 17 de marzo.

 

Manuel Bayón, del colectivo de Geógrafía Crítica, dijo a la AP que de acuerdo con imágenes satelitales, esa vía tiene unos 10 metros de ancho y se “adentra hacia la zona de amortiguamiento de la zona intangible. Estamos hablando del territorio de los pueblos en aislamiento voluntario Tagaeri y Taromenane”

 

“Entonces ya no solo es cuestión de conservación ambiental sino de derechos humanos y del riesgo de un eventual genocidio si pasa algo con estos pueblos”, que no han estado en contacto con enfermedades comunes entre los ecuatorianos, dijo.

 

Nenquimo aseguró que los pueblos en aislamiento "representan culturas, tradiciones, cosmovisión y forma de vida a las que se les debe honrar y respetar aunque el gobierno tenga interés por el petróleo de nuestra selva".

 

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