27 ago 2024 , 17:49

Las confesiones de un migrante 2: "tuvimos que salir a vender chupetes para comprar algo de comida"

El pasado domingo 25 de agosto, Ecuavisa.com publicó la travesía de Emerson, un migrante ecuatoriano, de 37 años, que en este momento se traslada a EE.UU. Se ha quedado sin dinero y los agentes de Migración están tras la pista de los migrantes en territorio mexicano. Conozca su historia.

   

El Ministerio de Seguridad Pública de Panamá informó que, en lo que va de este año, más de 230 000 migrantes irregulares cruzaron el Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia. De ese número, 14 569 fueron ecuatorianos e implica un 6,3% del total.

El Gobierno de Panamá aumentó el cierre de pasos clandestinos en esa selva para evitar el ingreso masivo de personas. Por eso, los ecuatorianos buscan nuevas rutas de viaje. Una es comprar un vuelo directo desde Ecuador hasta El Salvador y de allí movilizarse hacia México.

Así lo hizo Emerson, de 37 años, un ecuatoriano que este 27 de agosto de 2024 se encuentra en la ciudad Salina Cruz del estado de Oaxaca, en México. Al principio, estaba en una caravana con más de 6 000 migrantes, pero esta se ha ido disolviendo en el camino y el compatriota tiene dificultades para avanzar.

Está con otro ecuatoriano de Santo Domingo de los Tsáchilas y personas de Colombia y Venezuela. Duermen en la calle, bajo puentes, parques, plazas o portones de iglesias. "Hay demasiados zancudos por las noches. A muchos niños y adultos les ha dado dengue", relató a Ecuavisa.com.

Con pena, narra que los migrantes viajan angustiados y temerosos que Migración los capture. O quizás los deporten. Unas compañeras de la caravana que iban con él, avanzaron hacia Ciudad de México, el pasado sábado, pero 45 minutos antes de llegar, pararon en un retén de Migración. Los choferes de los buses entregaron a todos los viajeros extranejos. Les robaron el dinero y les dijeron que si querían avanzar debían tomar una calle alterna al puesto de control.

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"Pero en ese lugar se encuentran escondidos los del cartel esperando que la gente pase para secuestrarla. En este momento, ellas decidieron regresar a donde estamos nosotros, cerca de la frontera", contó a Ecuavisa.com.

Emerson se esconde para que Migración no lo atrape. Le toca camuflarse y pernoctar en lugares en donde los agentes no pueden pasar con sus camionetas. Son puntos de difícil acceso en colinas, debajo de puentes o sitios con bajo flujo de peatones.

Pese a los fuertes controles, el ecuatoriano tuvo que salir a vender chupetes, en la calle, para obtener algo de dinero y comprar alimentos. "La verdad es que con lo que vendí solo me alcanzó para comer dos tacos de 15 pesos (USD 0,76) cada uno". Se le acabó lo último que le quedaba y su esposa no tiene recursos para hacerle transferencias desde Ecuador. Ella trabaja, los domingos, en un centro geriátrico y apenas gana USD 80 mensuales con los que trata de mantener a sus hijos, quienes viven en la casa de sus abuelos.

Al momento, Emerson no tiene ropa. Le regalaron una pantaloneta y una camiseta. Eso le preocupa porque, para viajar en bus, debe cambiar de vestimenta. "Toca ir presentable. Ni la barba me he rasurado, ya tengo como un mes sin afeitarme ni cortarme el cabello".

Las autoridades mexicanas toman fotos a los migrantes que los efectivos de Migración puedan identificarlos en las redadas. Cuando Emerson y otros viajeros salieron al centro a vender chupetes, los policías municipales no les permitieron comercializar lo que tenían. También los desalojaron de un domo en donde descansaban.

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El sol es demasiado fuerte y quema la piel. También le duele la lesión de su pierna derecha. Hace 28 años, cuando Emerson era niño, se cayó de una volqueta y fue atropellado. Tiene un injerto que le ha provocado terribles malestares en la caravana. El frío y el sol abrazador de las mañanas también le causan heridas. Se pone vendas para que los rayos UV no le afecten. Recuerda que, un día, una parte del injerto, cerca del tobillo, se le iba a salir.

Se automedica con paracetamol o diclofenaco que personas caritativas le obsequiaron en medio de la travesía, pero no es suficiente para calmar el dolor. Al momento, sus zapatos ya no sirven y están rotos. La mayor parte del tiempo usa sandalias. Lleva cuatro días alimentándose de forma precaria y, en la noche de este martes 27 de agosto, los migrantes continúan escondiéndose de Migración. No quieren que los regresen a Tapachula, cerca de la frontera.

Las autoridades mexicanas prohibieron a los propietarios de hoteles y hotales que den alojamiento a migrantes. Patrullan por las calles de Salina Cruz las 24 horas y Emerson se queda en silencio a la espera de que todo se tranquilice...

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