Comienza una etapa con mayores libertades aunque la pandemia continúa.
Ecuador puso fin este domingo 13 de septiembre al estado de excepción nacional que llevaba seis meses e imponía restricciones a la movilidad, las reuniones y las actividades sociales, por lo que los ecuatorianos comenzaron una etapa con mayores libertades aunque bajo la advertencia de que la pandemia continúa y que evitar el contagio es una responsabilidad personal.
El 40% del transporte público se reintegró a las tareas aunque cada unidad podrá llevar sólo la mitad de su capacidad. En tanto, la asistencia presencial al trabajo público y privado queda a discreción de los jefes departamentales, siempre precautelando a las personas con enfermedades preexistentes y a los grupos de mayor edad.
Este lunes, Ramiro Guaña, un guardia de seguridad de 34 años, contó que en La Marín, en el centro de Quito y uno de los puntos neurálgicos del transporte público, se evidenció una mayor afluencia de usuarios a quienes se les ofrece alcohol para desifectarse y se les toma la temperatura.
“Antes de entrar a los andenes la gente respeta la distancia, pero para subir o bajar de los buses toditos se amontonan y no hay respeto por nada. A ratos parecía que no hay pandemia, parece que no aprendimos nada”, señaló a The Associated Press.
Los centros comerciales, supermercados, agencias bancarias y restaurantes podrán atender hasta el 50% de su capacidad, pero los cines y teatros no podrán superar el 30% mientras que los centros nocturnos, discotecas, bares y espectáculos públicos, al aire libre o cerrados, continúan suspendidos. Quienes incumplan estas disposiciones serán multados con el equivalente a 6.000 dólares.
Las reuniones familiares de hasta 25 personas quedaron autorizadas.
Desde mediados de marzo el gobierno ordenó el estado de excepción en todo el territorio nacional por la pandemia del nuevo coronavirus que incluía un confinamiento de hasta 16 horas diarias y salidas sólo una vez por semana para abastecerse de alimentos y medicamentos.
Entre marzo y abril Guayaquil vivió dramáticas escenas con muertos abandonados en las calles y en las casas debido a que las autoridades y los servicios funerarios no daban abasto para atender la situación.
El 3 de junio se relajaron algunas de esas medidas, lo que poco después ocasionó un fuerte rebrote en la capital y otras ciudades.
El vicealcalde de Quito, Santiago Guarderas, dijo a un canal de televisión local que “son medidas temporales y por tanto están sujetas a revisión. No hay cómo decir que éste va a ser el esquema que va a perdurar en el tiempo, están sujetas a análisis y a revisión”.
El Ministerio de Salud hace constantes llamados a la ciudadanía a mantener el distanciamiento social, usar mascarilla y lavarse las manos frecuentemente. En Quito la demanda de atención médica y de cuidados intensivos se ha ido reduciendo, luego de que en junio y julio colapsaran por la cantidad de enfermos.
Hasta ahora Ecuador ha reportado unos 118.600 casos del nuevo coronavirus y más de 10.900 fallecidos, de acuerdo con el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins.
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