13 oct 2020 , 08:00

Pandemia en Ecuador: 231 mil personas fueron atendidas con problemas de salud mental

¿Cuáles son las consecuencias de interrumpir servicios de salud mental?

   

Sebastián Calle lidia con depresión y ansiedad desde adolescente, él vive en Guayaquil y en marzo de este año, en pleno pico de la pandemia en la ciudad, se contagió de COVID-19. La mayoría de su familia pasó por la enfermedad, cuenta que dos estuvieron en terapia intensiva, uno murió, mientras que los demás presentaron síntomas leves.

 

Para Sebastián no ha sido fácil atravesar esta situación, sobretodo porque su cuadro de depresión y ansiedad se agudizaron. Tuvo que abandonar el tratamiento tras quedarse sin empleo. “He sufrido de ataques de pánico desde hace años, pero desde marzo mis niveles de ansiedad empezaron a subir. Mi situación es insostenible. La sensación de ahogo, de no poder respirar, sentir mi tráquea cerrarse y saber que no tengo dinero para comprar mi medicina me tienen en un callejón sin salida".

 

En Ecuador, durante la pandemia sanitaria, el Ministerio de Salud Pública ha atendido a 231 mil personas con problemas de salud mental, a través de la teleasistencia, atención presencial y regular que se han brindado durante este año. En el 2018, esta entidad asistió a 1’010.249 personas con problemas de salud mental y, en 2019, la cifra aumentó a 2’078.638 en los tres niveles de atención. 

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió el resultado de una evaluación en 130 países sobre los efectos de la COVID-19 en el acceso a los servicios de salud mental y que confirma que las consecuencias han sido graves.

 

La interrupción de los servicios de salud mental en el 93 % de países del mundo puede costarles muy caro porque la pandemia ha multiplicado las necesidades en este campo y los desordenes mentales tienen un impacto muy negativo, por ejemplo, en la productividad de las economías.

 

Los encierros obligados (en algunos países por varios meses) y el consecuente aislamiento, el miedo que el coronavirus ha generado en la población, en particular entre los grupos de mayor riesgo, la muerte de un ser querido y la pérdida de ingresos son situaciones que han agravado la carga emocional de la pandemia.

 

En un mayor porcentaje (67 %) hubo una parálisis en los servicios de terapia y psicoterapia, y en el 65 % dejaron de funcionar los programas para el tratamiento de la dependencia de los opiáceos.

 

Por otro lado, más de la mitad de las personas (51 %) consultadas en una encuesta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) indicaron que la pandemia de COVID-19 afectó de manera negativa a su salud mental, informó la organización.

 

El estudio, elaborado por el Día Mundial de la Salud Mental, señala que el brote de coronavirus "ha agravado enfermedades mentales ya existentes, ha generado otras nuevas y ha limitado aún más el acceso a servicios de salud mental".

 

Para la psicóloga clínica Blanca Nájera, las consecuencias de interrumpir tratamientos de salud mental pueden ser graves. "En primera instancia una desestabilización, dado que el tratamiento se enmarca en continuidad, y estos eventos irrumpen el orden para tratar dificultades psicológicas o psiquiátricas. En los pacientes psiquiátricos es aún más fuerte las repercusiones, ya que requieren en muchos casos medicación, y la falta de atención a las citas les imposibilita conseguir la prescripción del medicamento que no es de venta libre".

 

Por lo general, no resulta nada fácil diferenciar cuándo necesitamos la ayuda de un profesional; o cuándo estamos simplemente pasando un mal día. Pero también es verdad que aún hoy, muchas personas se resisten a pedir atención de un experto; a pesar de que puedan llevar mucho tiempo pasándolo mal.

 

¿Cuándo pedir ayuda? 

  • Temor extremo por su salud y la salud de sus seres queridos, su situación financiera o laboral, o la pérdida de servicios de apoyo de los que depende.
  • Cambios en los patrones de sueño o alimentación.
  • Dificultades para dormir o concentrarse.
  • Mayor consumo de tabaco y/o alcohol y otras sustancias.
  • Sudoración y dolores de cabeza persistentes.

  • Signos de taquicardia.

  • Tristeza recurrente y ganas de llorar.

  • Pensamientos suicidas

El MSP cuenta con 591 servicios ambulatorios, 69 servicios intensivos, 105 unidades de salud mental hospitalaria, 128 unidades de intervención en crisis, 12 centros especializados para el tratamiento de alcohol y otras drogas (CETAD), un centro ambulatorio y un hospital especializado en salud mental.

 

En la actualidad, hay varias opciones para que los ecuatorianos recurran a la atención psicológica. A través de redes sociales y la página www.coronavirusecuador.com. Además de primeros auxilios psicológicos por medio de la línea 171, opción 6.

 

Mientras que la Asociación Ecuatoriana de Psicología mantiene consultas telemáticas a un precio reducido. También el consultorio virtual de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) ha habilitado una línea especial para la atención psicológica gratuita.

 

Según el Ministerio de Salud, desde marzo hasta la actualidad se atendieron a 46.551 profesionales y personal de primer, segundo y tercer nivel. Se suma, además, la provisión de medicamentos y recetarios especiales para los usuarios con trastornos mentales graves. Al momento, se cuenta con 848 psicólogos y 76 psiquiatras a escala nacional.

 

 

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