01 jun 2024 , 06:00

Ya no hay fenómeno de El Niño en las costas ecuatorianas, ahora se analiza la llegada de La Niña

Un boletín del ERFEN establece que la probabilidad de que existan condiciones neutrales de El Niño es del 85 %, para mayo y junio. Expertos consultados por Ecuavisa, hablan de nuevos cambios en el clima.

El pasado domingo 19 de mayo de 2024, La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) informó el cambio de la alerta vigente por el Fenómeno de El Niño, de naranja a blanca.

La institución explicó que hay una disminución en la Anomalía de la Temperatura Superficial del Mar. Eso significa que las condiciones oceanográficas tienden a la normalidad. Además, se indica que los últimos días de abril se registró la disminución de la intensidad del viento.

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Para tomar esta decisión, SGR evaluó un comunicado del Comité Nacional para el Estudio Regional del Fenómeno de El Niño (ERFEN), del 8 de mayo de 2024, en el que se informa que el índice Ecuatoriano del Fenómeno El Niño se encuentra en categoría de inactivo.

En efecto estuvo, el fenómeno de El Niño se activó, dice Franklin Ormaza, oceanógrafo investigador de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), quien recalca que fueron oportunas todas las alarmas que se activaron para tratar de mitigar los riesgos que se pudieran ocasionar.

Ormaza hace énfasis en los antecedentes, los considera importantes en los monitoreos realizados por los científicos del país e internacionalmente. “Hubo el incremento de la temperatura superficial del mar (...) El Niño se dio definitivamente allá en la mitad del Pacífico, a 8 000 kilómetros al oeste, pero los impactos acá en nuestra costa fueron mínimos, por no decir nada”.

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“Hay al menos cuatro variables que deben cumplirse; que la temperatura del mar suba por encima de 28 grados, que la termoclina o la profundidad de la capa caliente sea mayor a 50, inclusive mayor a 75 o 100 metros de profundidad. La tercera es que la zona de convergencia intertropical se ubique sobre Perú, a la altura inclusive de Lima, y por último que el nivel del mar suba al menos entre 30 y 40 centímetros”, explica Franklin Ormaza, oceanógrafo ESPOL.

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Ninguna de las cuatro condiciones que debían darse ocurrieron, dice Ormaza, “no hubo impacto del fenómeno de El Niño, y lo más evidente de todo es la ausencia de lluvias”. El investigador menciona que la lluvia es la evidencia más clara del fenómeno de El Niño y así lo entiende todo el mundo desde el más humilde conocedor sobre sobre el tema hasta el más experto.

Sin embargo, dice que cada invierno, desde enero hasta mayo, la ciudadanía debe estar alerta y las y las autoridades responsables deben estar por lo menos en observación sigilosa, “no, a lo mejor en semáforo rojo, pero sí debe estar en observación porque como dije a pesar que hubo pocas lluvias usted vio hubo daños significativos porque nuestra infraestructura está mala, nuestra infraestructura sanitaria nunca fue hecha para invierno”.

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Ante este tema, y la preparación que debe existir a escala nacional, Ormaza explica que las autoridades deben mantener el control a la tala de árboles, “las inundaciones que se dieron es por la tala de árboles, porque la tierra no puede absorber el agua, las ciudades pavimentadas están mal hechas, mal planificadas con un caos en el uso de suelo”, afirma Ormaza, quien sentencia que el problema no son las lluvias.

¿Sabías que?
La alerta blanca significa que las condiciones son normales y que ya no hay condiciones preocupantes. La alerta amarilla implica estar pendiente de la llegada de un fenómeno natural. Cuando está activa la tonalidad naranja implica que hay un evento inminente. Y la alerta roja es cuando el evento está en curso.

¿Qué le espera a Ecuador en los próximos meses?

El docente e investigador Franklin Ormaza afirma que más allá de dos meses no se puede predecir. En estos momentos el fenómeno de El Niño está muerto, dice, explicando que realmente este evento climático comenzó a desaparecer hace un par de meses cuando ya se debió poner fin a la alerta naranja.

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Ahora, el Océano Pacífico está frío, la columna de agua, que es una pared de 450 metros de profundidad o de altura, ya está fría. “No hay vuelta atrás, vamos, hacia condiciones frías o muy parecido a lo que estamos ahora con nuestras aguas en menos un grado centígrados por debajo de lo que deberíamos estar en nuestra área”, manifiesta Franklin Ormaza.

“Hemos tenido una ráfaga de viento muy fuerte, hoy día tuvimos la mañana más fría desde 2022, escribió Franklin Ormaza en redes sociales. el pasado 21 de mayo de 2024.
“Hemos tenido una ráfaga de viento muy fuerte, hoy día tuvimos la mañana más fría desde 2022", escribió Franklin Ormaza en redes sociales. el pasado 21 de mayo de 2024. ( )

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Entonces, de acuerdo a los estudios, todas las condiciones apuntan que Ecuador va e estar frío, "¿Qué tanto? No lo sé, pero yo sí creo que vamos a estar frío, al menos un grado, un grado y medio más frío de lo normal y probablemente en el mes de septiembre u octubre se declare el fenómeno de La Niña", revela Ormaza.

Es que al igual que para el fenómeno de El Niño, La Niña también tiene que tener las variables meteorológicas que permitan determinar su llegada. Por ello, Franklin Ormaza dice que aún no puede decir que va a pasar el próximo año porque es imposible determinarlo, "pero todos los modelos apuntan a que se va a extender hasta el 2025 la posible, Niña.

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"Digo la posible, no podemos todavía hablar de La Niña, si no hasta cuando todo se cumpla", explica, Ormaza

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El teniente de navío Byron Jara Bautista, director de Oceanografía y Meteorología Marina, del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada del Ecuador (Inocar), confirma que efectivamente las condiciones son neutras para el fenómeno de El Niño y prácticamente ya no tiene injerencia en nuestra zona.

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En referencia al futuro, el oficial dice que al momento están monitoreando las condiciones atmosféricas y el Inocar está realizando sus mediciones en las estaciones a 10 millas, frente a las costas de Esmeraldas, Manta, Santa Elena y Puerto Bolívar "para analizar si es que se desarrollaría o no un evento de La Niña".

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"La Niña es prácticamente lo contrario a El Niño, sino que es una época más fría con especificación de vientos más secos", explica Byron Jara Bautista, director de Inocar.

De acuerdo al monitoreo, no hay condiciones para que el fenómeno del Niño se repita como ha ocurrido en otros años. El director del Inocar espera que en junio se tenga más claridad una vez que el Comité del Erfen sesione y puedan juntar los datos.

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De su parte, Madelyn Enríquez, analista del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), dice que estamos ya con aguas superficiales del mar enfriándose, "dándonos ya una tendencia que tengamos un fenómeno de La Niña".

Lo que si pueden precisar las fuentes consultadas por Ecuavisa, es que están disminuyendo las temperaturas y el frío es notorio desde hace dos semanas, con lo que las condiciones atmosféricas permiten que, al menos, la transición de la temporada estacional ocurra sin mayores novedades, algo que no ocurrió en 2023 por los efectos de la corrientes del fenómeno de El Niño.

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¿Qué es el fenómeno de La Niña?

La Niña es un fenómeno atmosférico que afecta la temperatura a nivel mundial, y de cierta forma se complementa con el Niño, ya que ambos ocurren en el océano Pacífico ecuatorial.

La diferencia entre ellos es que El Niño se da de manera más frecuente y puede traer condiciones cálidas mientras que la Niña por el contrario, trae consigo condiciones más frías.

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Cuando La Niña ocurre, al igual que con El Niño, la posición de las corrientes de aire cambian. En el caso de la primera, los vientos se direccionan hacia el norte y se experimentan condiciones cálidas y secas en el sur de Estados Unidos, mientras que en el norte el clima es más frío y húmedo. Además, se observan áreas de Australia y Asia con niveles de humedad superiores a lo habitual.

Durante La Niña, los vientos suaves en el Atlántico son más comunes. Esto puede conducir a la formación de más tormentas, que se vuelven más fuertes y pueden golpear áreas costeras.

No obstante, en Ecuador, generalmente La Niña provoca la disminución de lluvias en la costa, generando como consecuencia directa sequía.

Los científicos y meteorólogos utilizan varios métodos para detectar La Niña, para ello suelen utilizar satélites y boyas flotantes para monitorear el nivel del mar y determinar si ha aumentado o disminuido.

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