Mataje, zona de conflicto sin control que desplaza a familias en la frontera
Mataje, en Esmeraldas, es una zona tomada por grupos delictivos que deja a sus habitantes en la indefensión.
Mataje está a merced de grupos criminales dedicados al narcotráfico que han desplazado a sus habitantes por la violencia armada.
Grupos narcodelictivos colombianos, vinculados con cárteles mexicanos, se disputan en esta zona el control del negocio de la droga. Los moradores presencian a diario los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los delincuentes.
Un equipo de Ecuavisa ingresó a esta zona de alto riesgo, acompañado de una patrulla de comandos Iwias del Ejército, expertos en selva, para contar lo que sucede en la frontera con Colombia, lugar donde fueron secuestrados los periodistas de El Comercio, con un fatal desenlace.
El 50% de la población de Mataje ha migrado
Al finalizar agosto, de este 2022, los niños de una escuela en Mataje vivieron escenas de pánico. Disidentes de las FARC, vinculados al narcotráfico, ingresaron al pueblo y se enfrentaron a bala con el Ejército ecuatoriano.
El combate se dio en los exteriores de la unidad educativa. Para proteger la vida de los niños, los maestros los lanzaron al piso, y se ingeniaron métodos para tratar de calmarlos.
"Ayúdenme a contar hasta 100 despacito, pero con los ojos cerraditos", se escucha la voz de un profesor intentando tranquilizar a los menores.
No hubo heridos, pero quedaron evidencias. El mismo día, los subversivos atacaron una vivienda. Dispararon con fusiles las paredes de una casa, las balas atravesaron las rejas de metal, rompieron ventanas y hasta lanzaron explosivos.
"Creen que aquí todos los jóvenes son guerrilleros", asegura la víctima del ataque.
Aseguran que van a buscarlos para que se involucren en actividades ilícitas, en el mundo de las drogas y si no lo hacen los matan.
El joven, víctima del ataque, cuenta que esa era la modalidad en la que operaba alias 'Guacho', el responsable del asesinato del equipo de El Comercio.
Los pobladores de Mataje han sido desplazados, más del 50% ha salido de la comunidad. Las casas están abandonadas y quienes no se han ido viven en zozobra.
Una muestra es la ausencia de niños en la escuela. "Eran 72 y ya no viene ni la mitad", cuenta un profesor. Los que han regresado, lo han hecho por la presencia militar.
Los niños de un recinto fronterizo no van a la escuela desde hace seis años. Un dirigente gestionó la reapertura de la escuela en una precaria infraestructura que empezó a reconstruirse. Cuenta que afectó de sobremanera el cierre de escuelas unidocentes.
Grupos delictivos se disputan territorios en la frontera norte
La provincia de Esmeraldas limita con el departamento colombiano de Nariño, en donde existen grandes extensiones de cultivo de coca. En el vecino país las plantaciones aparecen a pocos metros del río Mataje, límite natural entre Ecuador y Colombia.
Es la materia prima que se utiliza para la fabricación de la cocaína, por la que se disputan carteles y bandas por la producción y distribución. En este sector de la frontera, según información de inteligencia militar y policial existen dos bandos.
Estos grupos han desatado la ola de violencia en la frontera norte y con repercusiones en todo el país.
Sus brazos armados intentan posesionarse en el sitio. En el recorrido se constató que algunas viviendas fueron pintadas para mostrar su presencia y tratar de delimitar jurisdicciones.
Estos grupos se infiltran en territorio ecuatoriano cuando las patrullas del Ejército terminan sus operaciones. Los habitantes de esta zona de conflicto les conocen a los disidentes de las FARC y conviven con ellos.
La ausencia del Estado es evidente en la zona, lo que convierte en vulnerables a enrolarse en grupos narcocriminales, por falta de oportunidades.
Puente sobre río Mataje no tiene control migratorio
El puente sobre el río Mataje, que une San Lorenzo y Tumaco no funciona, fue inaugurado hace más de un año para conectar las poblaciones de Ecuador y Colombia.
El vecino país se comprometió a instalar un centro binacional de atención en frontera, en su territorio, con control migratorio y aduanas, pero hasta el momento todo quedó en intensiones.
En este eje vial, el estado ecuatoriano invirtió 63 millones de dólares, en un puente que no va a ninguna parte, como señaló el expresidente Lenin Moreno, cuando criticó a su antecesor Rafael Correa por esta obra, en una zona de influencia narcodelictiva.
Los habitantes de este sector fronterizo siguen igual que antes, cruzándose por pasos clandestinos, ilegales. En este sector de Esmeraldas se han identificado 15 pazos clandestinos por donde realizan todo tipo de actividades.
Hay comercio, y desde luego, el tráfico de droga. En San Lorenzo existen muchos esteros que son controlados por la Marina, en coordinación con la Fuerza de Tarea Conjunta Esmeraldas, creada para enfrentar a las bandas narcodelictivas.
Estas se disputan los corredores de la droga, aprovechan la salida al Océano Pacífico, su compleja geografía, para evadir los los controles y comercializar el alcaloide.
Recomendadas