La usura sigue siendo un delito difícil de controlar

Aprovechando las necesidades urgentes de personas y familias, los usureros conceden préstamos fuera de la ley con altísimos intereses y otras formas que se convierten en estafas públicas, como lo vamos a ver.

Las víctimas terminan comprometiendo su futuro, pierden sus bienes y el dinero fruto de su trabajo.

Publicaciones de prensa que anuncian dinero inmediato son el anzuelo para que decenas de necesitados caigan en manos de los de usureros, que en red estarían operando en el país, desde hace unos 20 años.

Mirtta y María son dos de las decenas de víctimas del chulco. Ambas pidieron 10 mil dólares al 5% mensual. Dicen que honraron las deudas, pero no tienen recibos con que demostrar los pagos, pues los usureros se aseguraron de no entregar papeles.

Pero ellos sí se aseguraron. Para entregarles el dinero les exigieron escrituras de sus propiedades, les hicieron firmar hojas y letras de cambio en blanco. Como garantía de los créditos.

Ni Mirtta ni María imaginaban que eso iba a poner en riesgo su patrimonio que de repente apareció hipotecado a los chulqueros al punto de que han intentado desalojarlas de sus propias casas.

Ellas saben quienes son. Dicen que hay funcionarios públicos y abogados que socapan el delito. Que sus juicios no avanzan y que se dilatan.

Norma Carrasco está en el mismo problema. Ella tenía audiencia de formulación de cargos contra uno de los chulqueros. Televistazo trató de estar presente en la audiencia, pero la jueza no permitió el ingreso de nuestras cámaras y la audiencia nunca se hizo.

La desesperación las llevó a pedir asesoría al Colegio de Economistas de Pichincha. Dicen que de estos casos conocen al menos una centena. Que realizada una auditoria han podido saber quienes están dentro del ilícito negocio de las letras en blanco.

En el 2010 se conoció 521 denuncias por usura en la Fiscalía y cero sentencias.

En el 2011 466 casos y en el 2012 de enero a octubre 488. La Judicatura no proporcionó el dato de sentencias.

Los perjudicados llevan años pidiendo justicia, defendiendo su patrimonio. Algunos dicen ya lo han perdido.