Los habitantes de la Isla Santay esperan resurgir con una posible nueva administración
En la isla la electricidad es escasa y el agua para el consumo humano llega cada 15 días.
Recorrer actualmente la Isla Santay significa esquivar un sinnúmero de huecos en los senderos, además hay que percatarse de los espacios donde no existen barandas. Hay un tramo donde incluso han colocado sogas para prevenir a los visitantes, que en estos días no son muchos.
Y es que, lo que en algún momento fue un espacio turístico muy atractivo para nacionales y extranjeros, hoy luce descuidado. Los habitantes de la isla, unos 300, agregan que se sienten abandonados.
Muchos de ellos están de acuerdo que el Área Nacional de Recreación Isla Santay pase a ser administrado por la Prefectura del Guayas. Dicen que durante la Administración del expresidente Lenín Moreno y el Gobierno de Guillermo Lasso no han recibido atención.
En la isla la electricidad es escasa. Hay paneles solares instalados para generar energía, pero la mayoría no ha recibido mantenimiento. Otras familias poseen generadores eléctricos, sin embargo, tienen que recargarlos constantemente con combustible.
Por otra parte, el agua para el consumo humano llega cada 15 días en una gabarra. El líquido vital se reparte entre las 56 viviendas de la aldea y entre todos hay que reunir 400 dólares quincenales para pagar por ese servicio.
En la aldea hay una sola escuela de educación básica. Para continuar sus estudios, los adolescentes tienen que asistir a colegios en Guayaquil.
Oficialmente, Santay pertenece a Durán, no obstante, la isla es administrada por el Gobierno Nacional ya que es considerada un Área Nacional de Recreación, así como el Parque Samanes o el Parque Lago.
La obra pública en Santay fue inaugurada en junio de 2014, cuando se abrió el puente peatonal que conecta Guayaquil con la isla. Pocos meses después se habilitó el otro puente, el que conecta Durán con Santay. Este último hoy no funciona. Mientras que, la estructura instalada en el primer tramo sí está abierta al público, pero también está desatendida. Hay bancas y toldas rotas, y hace falta señalización para peatones y ciclistas.
La cocodrilera era otro espacio que hacía atractiva la visita a la Isla Santay. Ver a más de una decena de estos reptiles en cautiverio llamaba la atención.
Hoy aún se los puede observar. Los aldeanos indican que los guardaparques que laboran en la Isla Santay alimentan periódicamente a los animales.
Pero como sucede en otras áreas de la isla, la cocodrilera también luce descuidada.
La prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, quien también ha pedido la competencia para administrar el Puente de la Unidad Nacional, dijo el pasado lunes durante su visita a la isla que, si no logra que el Gobierno de Lasso trasfiera la facultad para regentar Santay, insistirá en la próxima Administración.
Agregó que el Gobierno Provincial recogerá información detallada sobre las necesidades en esa comunidad.
De manera preliminar, según los cálculos de la Prefectura, se necesitarían cinco millones de dólares para potenciar la Isla Santay.
Ecuavisa.com intentó obtener una versión del Ministerio del Ambiente sobre cómo se destinan los recursos para preservar Santay, pero hasta este domingo 11 de junio no hubo respuesta.
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