25 nov 2024 , 19:32

La historia de Emelec y su papel en la electrificación de Guayaquil

A lo largo del siglo XX, Guayaquil creció exponencialmente y eso requirió la necesidad de generar, transmitir y comercializar energía en el Puerto Principal. La Empresa Eléctrica del Ecuador (Emelec) estuvo encargada de proveer este servicio.

   

En 1920, Guayaquil había crecido exponencialmente. Tenía 700 manzanas, 90 edificios públicos y más de 100 mil habitantes que necesitaban energía eléctrica.

La municipalidad ensayó el modelo de privatizacion del servicio: en 1925 entregó la concesión a la Empresa Eléctrica del Ecuador (Emelec) Inc.

Luis Orrantia Cornejo, quien presidía el cabildo guayaquileño, firmó el contrato para generar, transmitir y comercializar energía en el Puerto Principal: el objetivo era atraer inversiones para la industria.

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Guayaquil tenía luz y disputas políticas entre conservadores y liberales. Unos cuestionaron los incumplimientos contractuales de la empresa, sus beneficios tributarios y sus ganancias; los otros defendían el servicio.

En 1958, Emelec amplió su cobertura con más equipos. El gobierno de Camilo Ponce Enríquez avaló el servicio de la empresa que daba luz a mas de 200 mil guayaquileños.

La crisis del cacao obligó a mucha gente del campo a migrar al Puerto Principal. El presidente dijo a George Capwell, presidente de Emelec, que era necesario ampliar la red eléctrica.

Hablaron de construir una hidroeléctrica para dotar de energia a las provincias de Los Ríos, Manabí, Guayas y sur de Pichincha: ese fue el multipropósito Daule Peripa.

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El 10 de marzo de 1966 es una fecha importante en el capítulo energético del país: la junta militar presidida por Ramón Castro Jijón decidió que el Estado debia asumir un papel más protagónico en el negocio de la electricidad y firmó con Emelec un nuevo contrato.

La empresa pudo modificar las tarifas una vez al año generándole más utilidades, a cambio de compartir el negocio con el Estado. Once años después, los dueños de Emelec vendieron las acciones a Scopar International Inc., representada por John Scopetta.

En 1983, dos años antes de terminar la concesión, el Estado dio por terminado el contrato y entró en litigios para definir el precio justo de los activos entre Ecuador y Emelec.

Fernando Aspiazu compró Emelec, vino otro lío jurídico, de nuevo intervino el Estado y esa empresa terminó absorbida por la Corporación Nacional de Electricidad.

Así Guayaquil pasó de lo privado, donde sobró energía, a los apagones que hoy gestiona el Estado.

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