Hipopótamos del narcotráfico, una plaga que enfrentan los colombianos

Al inicio fueron apenas tres hipopótamos africanos traídos por el narcotraficante Pablo Escobar a la hacienda Nápoles, cerca de Medellín, en Colombia, hace 30 años. Tras la muerte de Escobar, quien fue acribillado por fuerzas de seguridad, los animales se reprodujeron y las crías ocuparon pozos de agua y lagunas por el departamento de Antioquia. Otros llegaron al río Magdalena. Hoy son una plaga que no puede ser controlada.

La Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) es la entidad que trabaja en el monitoreo y atención de los hipopótamos. Ellos calculan que son cerca de 160 ejemplares que se distribuyen por el río Magdalena medio y se expanden hacia el norte.

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David Echeverri López, jefe de biodiversidad del Cornare, indica que una hembra puede tener una cría al año. Si no se detiene su crecimiento, en 2034 podrían llegar a tener 1.400 hipopótamos salvajes que convive muy cerca de poblados.

Estos animales, que pueden pesar hasta tres toneladas y comer grandes cantidades de pasto, desplazan a otros animales endémicos. Las autoridades han intentando esterilizarlos, pero los procedimientos son costosos y complicados.

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Se requieren profesionales veterinarios, tranquilizantes, expertos en uso de armas y hasta maquinaria pesada para cargarlos. Cada intervención tendría un costo de 5.000 dólares.

Por eso, se plantea exportarlos a otros zoológicos en Colombia y también en el exterior. Ecuador está interesado en traer dos hembras. El propósito es evitar su reproducción. También, desde otros sectores se pide la cacería de los animales, considerados una plaga.

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