19 feb 2015 , 10:32

Las hierbas, una fuente de sanación ancestral en Quito

   

En el mercado de San Francisco, varias curanderas ofrecen plantas para mejorar la salud.

En el mercado San Francisco hay un pabellón dedicado a la medicina ancestral, donde mujeres dotadas de especial conocimiento atienden desde bebès,  hasta abuelos.

 

El mercado San Francisco, el más antiguo de la ciudad, inaugurado en 1893, cuenta ahora en 2015 con una imagen renovada. 

 

A la entrada, encontramos las patas de res, que esperan convertirse en el caldo favorito de los quiteños. Más allá están los vegetales y en el ala occidental, la medicina ancestral.

 

Las curanderas, en su mayoría, pasan del medio siglo de vida, son mujeres que han heredado este conocimiento. 

 

Blanca Ganchala, propietaria del local 11, es una de ellas. "Tengo en este oficio 25 años, esto lo aprendí de mi madre, ella trabajó en el mercado desde sus 12 años y lo hizo durante 70 años ahora tiene 92 años".

 

Blanca transmite a diario los saberes ancestrales y nos cuenta sobre algunas plantas y sus beneficios para la salud.

 

"La manzanilla sirve para el dolor de garganta y desinflama heridas. La menta se usa para el estrés y los nervios. La malva ayuda al hígado, riñón y la inflamación de ovarios. La huaviduca es para la gastritis".

 

Mientras tanto, la limpiadora trata a sus pacientes con hierbas y flores para curarles el estrés, los nervios, el insomnio, el mal de ojo, el mal aire, el exceso de saladez y las malas energías. a los niños los traen para quitarles el espanto.

 

Una de las usuarias de este servicio, Gabriela Barcía. cada vez que su hijo no puede dormir o se despierta llorando, no duda en hacerle una limpia. 

 

“Él se levantaba mucho en la noche gritando, nosotros creemos mucho en esto, no solamente por un mito. Nuestros indígenas sobrevivieron así 400 años solo con hiervas medicinales, antes no había médicos".

 

Con golpes de ortiga, ruda, sauco, eucalipto, tigrisillo, clavel, colonia y agua bendita, Blanca equilibra las energías de los visitantes de este lugar. 

 

“Papito Dios es el que cura, nosotras simplemente ponermos las manos", asegura la médica ancestral.

 

El Ecuador tiene una riqueza en medicina ancestral única, basta recibirla con fe para empezar a sanarnos. Nuestras mujeres curanderas son portadoras de esta sabiduría y anhelan compartirla con todo aquel que las visita. 

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