La mayoría de ellos recién encuentra su cuerpo desde que inició la pandemia.
Son familiares de personas que murieron por problemas respiratorios, presuntamente a causa del coronavirus, entre marzo y abril en pleno pico de la pandemia en Guayaquil.
Seis meses después, por primera vez pueden visitar a aquellas víctimas, cuyos restos descansan en el Parque de la Paz Pascuales, norte de la ciudad.
"Ya pude encontrar a mi tía luego de seis meses de estar desesperado porque no sabía si verdaderamente estaba aquí enterrada", dice Carlos Palma, uno de los visitantes.
Se adelantan a hacer las visitas cuando faltan dos semanas para el día de los difuntos (2 de noviembre), porque aún no saben si para esa fecha los cementerios abrirán al público.
Aún con incertidumbre, Elizabeth Bajaña junto a su madre también por primera vez visitaron a su pariente que falleció en marzo dentro de un hospital público.
"Luego de 7 meses venimos a visitarla, pero como no pudimos reconocer el cuerpo no sabemos si realmente la persona que está aquí es mi tía", menciona Bajaña.
La próxima semana el Servicio de Gestión de Riesgos, junto a los miembros del COE nacional, decidirán si los cementerios se abrirán para el feriado que se avecina.
"Estamos trabajando en un plan de contigencia que nos permita, junto a los municipios, poder precautelar, salvaguardar la vida de los ecuatorianos en estas aglomeraciones que se puedan dar durante las visitas a los cementerios del país", así lo indica Rommel Salazar, director del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos.
Mientras tanto en ese cementerio del noroeste de Guayaquil hay más de 1080 fallecidos presuntamente por COVID-19. Sus cuerpos descansan debajo de estas lápidas que tienen un código registrado en la página coronavirusecuador.com, pero muchos de ellos aún no han recibido la visita de sus familiares.
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