Los estudiantes secundarios lanzan con mucha habilidad una pelota de lana contra las paredes del colegio, una tradición que se resiste a desaparecer con el tiempo.
Las pelotas sobre la cancha porque va a empezar el juego. Suena el timbre en el colegio Simón Bolívar, en Ambato, y los alumnos buscan el espacio para jugar 15, y aquí se juega desde hace más de cien años.
Lo que se necesita es astucia, concentración, buen físico y estrategia, y en esto, todos son buenos: hay competencia.
Lea también: ¿Cuál será la nueva disciplina deportiva en los Juegos Olímpicos de París 2024?
Se juega con una pelota fabricada con lana, debe estar muy bien ajustada para que sea útil, porque será estrellada centenares de veces contra la pared.
“la pelota la hacemos nosotros mismos con lana bien ajustada, ahora le ponemos cinta para evitar que se moje y destruya más rápido”, explica Eduardo torres, alumno colegio Simón Bolívar.
Lea además: Cinco nuevos deportes se añadieron para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028
Otro de los alumnos de este colegio, Giovanni Israel, dice que también venden las pelotas, “no es difícil conseguirlas”, y es que el juego es tan popular entre los jóvenes que cada uno tiene la suya. Ellos coinciden que este tipo de deporte los ayuda a despejarse y no estar sumergidos en la tecnología.
Se puede jugar uno contra uno, pero este será un juego de tres por equipo, todos se ponen cerca de la pared. El que saca lo hace con fuerza para que el rival tenga dificultad de contestar la jugada con la mano o con el pie.
El truco estriba en descolocar al rival y ganar puntos. Se suman 15 pero la cuenta no arranca en cero sino en cinco. En este caso, la construcción del colegio ayuda porque los pilares de piedra desvían la dirección de la pelota, eso hace más rápido el juego.
“Para mí ha sido una gran satisfacción ver que muchas generaciones siguen practicando este deporte”, mencionó Patricio Chico, docente colegio Simón Bolívar
Le puede interesar: Luto en Quito por la muerte de Gerardo Zabala, el trompero de La Ronda
Los alumnos que hoy son profesores cuentan que los intercolegiales de 15 hacían vibrar a las barras secundarias y que ellos buscan rescatar este deporte tradicional en Tungurahua que interesa más que el basket , el fútbol o el vóley.
Recomendadas