Ecuavisa a la Antártida: la naturaleza se presenta en su estado más puro
La Antártida brinda paisajes que, sin duda, son únicos y propios de uno de los lugares más apartados e inhóspitos del planeta.
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La Antártida es el reino en donde la naturaleza manda y dispone lo que los visitantes pueden o no hacer. Caminar por los solitarios parajes que ofrece obliga a agudizar los sentidos.
La vista es fundamental para medir cada paso, causar el menor impacto posible y evitar riesgos innecesarios en terrenos extraños, en donde pantanos veraniegos pueden dar paso a escarpados acantilados de frágiles rocas o a hielos que nunca se derriten.
Y el oído permite escuchar las advertencias de las aves. Los gaviotines casi estáticos, aprovechando las fuertes corrientes, vuelan sobre las cabezas de los extraños mientras las escúas, que pueden ser agresivas, dan su última advertencia antes de emprender el vuelo rasante a centímetros de los intrusos.
Por momentos hay estruendos, unos lejanos y otros algo más cerca. Es la voz de los glaciares que expulsan inmensos trozos de hielo que caen al agua y forman los icebergs tan característicos de las aguas antárticas.
A cada paso la naturaleza se presenta en su estado más puro y sorprendente.
Animales en la Antártida
Gigantescos elefantes marinos de más de cinco toneladas descansan plácidamente en camas de algas. Lo mismo hacen predadores majestuosos como las focas leopardo, pero en sus fríos lechos de hielo o lobos marinos y otras especies de focas que comparten las playas de descanso veraniego.
Y los infaltables pingüinos, dueños indiscutibles del territorio. Están en cada rincón y a veces se agolpan por miles en una misma playa para criar a sus polluelos que en esta época del año empiezan a adquirir sus plumas definitivas con las que se aventurarán a las frías aguas polares.
La Antártida brinda paisajes que, sin duda, son únicos y propios de uno de los lugares más apartados e inhóspitos del planeta, en donde los humanos siguen siendo extraños visitantes.
Es el único continente aún no colonizado por su clima extremo que en invierno puede fácilmente alcanzar temperaturas de menos 60 grados. Por eso concentra congelada el 80% del agua dulce del planeta.
La única población permanente es la de sus 65 bases científicas de varios países, entre ellos Ecuador, que en verano concentra a más de 3 000 personas. Población que se reduce en invierno a cerca de 1 000.
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