Ecuavisa a la Antártida: Francisco Garcés acompaña a la expedición 27, conformada por científicos y marinos ecuatorianos
El Ecuador cumple anualmente con su presencia en la Antártida durante los tres meses que dura el verano austral
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Llegar a la Antártida es un reto logístico que empieza una vez que se sale del Ecuador. Por vía aérea, dependiendo de la ruta establecida, se puede hacer al menos una escala hasta llegar a Chile.
Desde su capital, Santiago, el vuelo interno es con destino a Punta Arenas, la ciudad más grande del sur de ese país. Este puerto, a orillas del Estrecho de Magallanes, es una ciudad de 140 000 habitantes que en gran parte vive del turismo Antártico.
Es común ver por sus calles a turistas de muchas partes del mundo alistándose para la entrada al continente helado. Concluida la preparación logística desde el aeropuerto de Punta Arenas se toma un avión de líneas aéreas antárticas, que tras dos horas de vuelo aterriza en la precaria pista de tierra de la isla Rey Jorge, ya en la península antártica.
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Desde la playa de esa isla, los investigadores del Ecuador reciben la cooperación argentina y en botes de goma de la Armada de ese país hacen el trayecto hasta el buque Bahía Agradable, un barco militar construido en Rusia que es uno de los tres del mismo tipo, además de un rompehielos que cumplen con el abastecimiento de varias bases argentinas en la Antártida.
El trayecto por mar es hacia el sur. Ocho horas de navegación son necesarias para llegar.
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El Ecuador cumple anualmente con su presencia en la Antártida durante los tres meses que dura el verano austral, pero ante la falta de medios propios debe apelar a la cooperación de los países amigos para movilizar a su personal y a sus científicos.
Casi 30 miembros de la Marina abren y arreglan las instalaciones de la estación para recibir a los científicos que en periodos de un mes cumplen en el territorio con sus trabajos de investigación.
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