06 nov 2020 , 07:00

Ecuador espera vacuna contra COVID-19 en segundo trimestre 2021

   

Ecuador busca adquirir 14 millones de dosis a un costo cercano a los $150 millones.

Ecuador espera la llegada de las vacunas contra el nuevo coronavirus en algún momento del segundo trimestre del próximo año, informó el viceministro de Salud, Xavier Solórzano.

 

En declaraciones en un canal local, Solórzano dijo que luego de recibir las vacunas se debe “empezar el proceso de vacunación y eso toma tiempo".

 

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Agregó que "hay que poner los pies sobre la tierra. No es que vamos a vacunar a ocho millones de personas de una sola vez, el país normalmente vacuna tres millones de personas por año... tenemos que aumentar la capacidad de vacunación y estamos trabajando en eso”.

 

Ecuador busca adquirir 14 millones de dosis a un costo cercano a los 150 millones de dólares a fin de inmunizar a la mayor parte de su población.

 

Solórzano precisó que en la provincia de Esmeraldas, fronteriza con Colombia, cuatro de cada 10 personas han tenido el virus; en Guayaquil tres de cada 10 y en Quito y Cuenca dos de cada 10. “Eso nos revela que efectivamente sí ha habido mayor exposición, el virus sigue ahí... no podemos relajarnos y tomar las cosas a la ligera porque vienen nuevos brotes”.

 

Ecuador tiene poco más de 17 millones de habitantes y hasta el jueves registraba 171.783 positivos acumulados por COVID-19, 350 nuevos con respecto a la víspera, y suma 12.730 fallecimientos, entre probables y confirmados oficialmente, aunque Solórzano advirtió que “cuatro de cada 10 personas cursan la enfermedad sin síntomas... y ese es el riesgo latente que tenemos en todo el mundo con la diseminación del virus”.

 

Señaló que hasta ahora no hay ninguna vacuna “que haya probado eficacia y seguridad, sobre todo seguridad, porque recordemos que esta es una herramienta nueva que no ha sido probada en forma masiva y que tiene que brindarnos la certeza de que no va a hacer daño a la población”.

 

Entre marzo y abril la ciudad portuaria de Guayaquil registró uno de los brotes más fuertes de COVID-19 del continente, con escenas apocalípticas de cientos de cadáveres abandonados en calles y casas debido a que las autoridades y los servicios funerarios no daban abasto para recogerlos.

 

Desde entonces la ciudad ha ido manejando de mejor manera la situación, pero en los últimos días se produjo un incremento de casos, lo que obligó a las autoridades a imponer restricciones sociales.

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