Entendiendo la importancia crítica de la nutrición y el cuidado en los primeros años de vida.
En Ecuador, la desnutrición crónica infantil es uno de los mayores retos de salud pública, afectando a tres de cada diez niños menores de dos años.
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Los primeros 1.000 días de vida, que incluyen desde el inicio del embarazo hasta los dos años de edad, son fundamentales para el desarrollo integral de los niños, estableciendo las bases para su crecimiento físico, cognitivo, emocional y social.
Estudios científicos han demostrado que las experiencias tempranas influyen significativamente en la formación y funcionamiento del cerebro.
Durante este período crítico, se desarrollan las conexiones neuronales que forman la base de la inteligencia, el comportamiento y las emociones.
Así, la personalidad de una persona adulta está profundamente conectada con sus experiencias en los primeros años de vida.
La atención de calidad, políticas adecuadas y una inversión sólida en la salud y el desarrollo de los niños durante estos primeros 1.000 días pueden tener efectos duraderos en sus vidas.
Las decisiones y acciones que se tomen en este período son cruciales no solo para los individuos, sino también para el desarrollo socioeconómico del país.
En Ecuador, el 20,1% de los niños menores de dos años sufren de desnutrición crónica, con una prevalencia mayor entre los niños de comunidades indígenas.
Este problema no se limita a la falta de alimentos, sino que también incluye factores como la falta de lactancia materna exclusiva, insuficientes controles de salud, falta de vacunación, carencia de servicios básicos y agua potable, y la alta incidencia de infecciones digestivas y respiratorias.
Si no se aborda la desnutrición crónica en estos primeros 1.000 días, los daños pueden ser permanentes. Los niños afectados pueden tener dificultades de aprendizaje, sobrepeso y obesidad, así como un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como hipertensión y diabetes en su vida adulta.
Además, enfrentarán mayores desafíos para integrarse en el mercado laboral y, en promedio, ganarán menos de la mitad que aquellos que no sufrieron desnutrición crónica.
El costo de la malnutrición para Ecuador se estima en un 4,3% de su PIB. Invertir en la primera infancia no solo mejora la vida de los niños, sino que también es económicamente beneficioso: cada dólar invertido puede generar un retorno de USD 17.
A pesar de los esfuerzos realizados para mejorar la salud materno-infantil y combatir la desnutrición crónica infantil, es necesario intensificar y sostener estas iniciativas.
La colaboración entre la sociedad civil, el sector público y privado, la cooperación internacional, los gobiernos locales y las organizaciones que trabajan por la salud y el desarrollo infantil es esencial para lograr un cambio significativo.
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