El Niño generó una ola migratoria. Miles de familias emigraron a las ciudades principales de la Costa del país.
El Fenómeno de El Niño, el evento climático que provoca intensas precipitaciones, y con ello inundaciones, podría regresar en el segundo semestre del 2023 a Ecuador, advirtió la Secretaría de Riesgos.
En el último trimestre de 1997 y los primeros 5 meses de 1998, el Niño causó grandes estragos en Ecuador. En este periodo se registraron 286 muertes, 162 heridos, 36 desapariciones, y más de 29.000 personas evacuadas o llevados a albergues de emergencia, según recoge un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
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Según cifras de la Defensa Civil, actual Secretaría de Riesgos, un total de 15.264 viviendas quedaron afectadas (10.225 dañadas y 5.039 destruidas), observándose los mayores efectos destructivos en poblaciones costeras, como Esmeraldas, Portoviejo, Manta, Bahía de Caráquez, Chone y los balnearios de la Península de Santa Elena.
El Niño generó una ola migratoria. Miles de familias emigraron a las ciudades principales de la Costa, ya sea por la destrucción de sus viviendas, la pérdida de cosechas, la falta de espacios laborales o la búsqueda de protección en albergues.
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El monto total de los daños ocasionados por el fenómeno se estimó en 2.869,3 millones de dólares. De ellos, $ 783,2 millones (27%) correspondieron a daños directos y 2.086,1 millones (73%) a daños indirectos.
Este monto equivalió el 14,6% del Producto Interno Bruto (PIB) de Ecuador. También hizo que disminuyera el crecimiento económico del país en un 2,8%.
Cómo el Fenómeno de El Niño ocasionó tanto daño
Según reseñó la Organización Panamericana de Salud (OPS), los tramos de toda la costa tienen un mal drenaje natural, y sumado a las extraordinarias precipitaciones, se registró la crecida de los ríos de la zona.
Estos crecientes coincidieron con los niveles elevados del mar, lo que dificultó todavía más el drenaje y evacuación de aguas que inundaron extensas áreas.
Las inundaciones en amplias zonas agrícolas ocasionaron la pérdida de cosechas y plantaciones, impidieron la siembra de otras y provocaron la muerte del ganado que no pudo evacuarse a tiempo.
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