Coloridos animales se pintan en 3D en Quito para defender la vida silvestre
Se trata de un crucial llamado de atención para preservar la naturaleza
El dibujo de un jaguar con una mirada tan profunda como el océano parece salirse de una pared, mientras a pocos metros una tortuga gigante y un cóndor "cobran vida" en el piso de un centro comercial en Quito, donde artistas de cuatro países usan la técnica 3D para defender la vida silvestre.
Coloridos loros y ágiles monos también "han llegado" a Quito de la mano de nueve artistas, en el marco de la campaña "Tu casa no es mi hábitat", financiada por la Unión Europea (UE), como parte del proyecto Alianza por la fauna silvestre y los bosques, para combatir la compra y venta de animales.
En Ecuador, cerca de 14.600 animales silvestres fueron rescatados entre 2019 y 2021, unos datos de la Policía Ambiental que -según la campaña- no reflejan "la magnitud de la problemática en el país".
Las alarmantes cifras han hecho saltar las alertas sobre la necesidad de ofrecer mayor protección a las especies silvestres en Ecuador, uno de los países más biodiversos del planeta.
Y, como mecanismo para concienciar sobre esta problemática, el Centro Comercial Iñaquito (CCI), junto con la organización Wildlife Conservation Society (WCS), han organizado el Art Walk 3D Festival.
César de Almeida, de Brasil; César Paredes Pacora, de Perú; Carlos Alberto GH, de México, y los ecuatorianos Dalton y Alexander Burgos, Oscar Benítez, Danny Sarango, así como Pablo y Alejandro Salazar han creado sus obras en directo para dejarla expuestas temporalmente en uno de los centros comerciales más concurridos de la ciudad.
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Allí, Carlos Alberto dibujó a la tortuga de Galápagos "ya que son especímenes únicos que no se encuentran en ningún otro lugar", dijo antes de lamentarse de la extinción de cuatro de las quince especies que existían en Galápagos.
ARTE, MEDIO DE COMUNICACIÓN UNIVERSAL
Para Alberto, que ha pintado murales en Europa, Estados Unidos y Asia, el arte es un "medio de comunicación universal", y la técnica de 3D aporta la dimensión de volumen a un dibujo plano, permitiendo ver una figura que parece cobrar vida al enfocarla con una cámara.
Al tratarse de imágenes hechas para ser observadas a la distancia, se suele sobresaturar la pintura (generalmente acrílica) y usar colores cálidos o fríos para crear profundidad o cercanía.
Así, las iniciales líneas negras trazadas por Alberto sobre el piso y la pared de uno de los rellanos del CCI se fueron llenando de color para "dar vida" a una tortuga de unos 10 metros cuadrados, que parece estar a punto de caminar.
ALEGRE FAMILIA DE MONOS
Las hábiles e ingeniosas manos de Benítez ("Mutante") y Sarango ("Danisao") han pintado en una pared del CCI a un jaguar azul.
"Poderlo plasmar fue algo icónico, poder darle otro sentido al jaguar, no como el típico realista, sino usar colores contundentes para que el público se impacte al ver al jaguar sobresaliendo del espacio", explicó Benítez.
Para Sarango, el arte urbano "es trascendente" y no tiene fronteras, por lo que aspira a que sus temáticas sobre la biodiversidad influyan para revertir las dramáticas cifras de tráfico de especies con fines de domesticación.
Frente al inmenso jaguar, el dibujo de una simpática familia de monos sobre la pared y envuelta en una exhuberante selva que emerge de dibujos hechos en el piso con un cuidado uso de la perspectiva, alerta sobre la caza y el tráfico para convertirlas en mascotas.
Los hermanos Burgos retrataron en el centro comercial a la familia de monos, con la esperanza de que los padres y madres que acudan al sitio con sus hijos propicien la reflexión.
Dalton espera que los padres expliquen a los niños que así como a ellos no les gustaría que los separen, tampoco se lo debe hacer con los animales.
Alexander aspira a que por medio "de lo bonito y colorido", el espectador también vea que la obra de 4 x 2 metros "no es solo decoración, también tiene una historia", dijo a Efe.
Una historia que contabiliza a los 45 monos mascotizados que ha recibido en el último quinquenio la clínica del zoológico de Quito, o a los 57 loros y 70 tortugas, en promedio que reciben anualmente el zoo del Coca y el bioparque Amaru, respectivamente.
Se trata -dice WCS- de un crucial llamado de atención para preservar la naturaleza, que asegura la supervivencia del planeta pues "todos compartimos un único hogar".
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