Los bomberos en Azuay y Loja trabajan sin descanso por los incendios forestales; más emergencias se suman en otras provincias

Los bosques y páramos de Azuay tienen 11 días en llamas. En este tiempo, cerca de mil personas, entre brigadistas y voluntarios, han trabajado incansablemente para sofocar el incendio forestal que amenazan uno de los ecosistemas más importantes del país: el Parque Nacional Cajas.

En la zona de Llaviucu, un equipo de 30 guardaparques de Cuenca y brigadistas especializados de Quito enfrentan jornadas de hasta 15 horas diarias. Desde las 04:00, inician un recorrido agotador para llegar a las zonas más altas, donde el fuego sigue avanzando. Concluye a las 19:00.

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Iván Idrovo, inspector de guardaparques de El Cajas, contó que el camino es extremo: inclinaciones de hasta 90 grados, espesa vegetación y senderos llenos de rocas dificultan cada paso. Enfrentan temperaturas de hasta 80 grados, generadas por las llamas, mientras cargan un equipo de más de 50 libras, con rastrillos, machetes, batefuegos, alimentos y bebidas.

Los guardaparques regresan extenuados, muchos con problemas respiratorios por el humo y la ceniza, o con quemaduras leves. En la entrada a la laguna de Llaviucu, una ambulancia con personal del Ministerio de Salud y del Municipio los espera para evaluar su condición. Médicos, enfermeras y un psicólogo realizan controles de presión, nebulizaciones y limpiezas nasales para aliviar los efectos de la jornada.

A pesar de su agotamiento, la misión no termina. Si bien el fuego en Llaviucu fue controlado este martes, aún persisten focos activos en Chaucha, Quitahuayco y Cochabamba. Ya van 4 000 hectáreas arrasadas por el fuego.

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El 20 de noviembre, los esfuerzos se concentraron en el incendio forestal de Jipiro Alto. La Secretaría de Gestión de Riesgos señaló que realizan un monitoreo permanente, además de la coordinación de equipos y activación de recursos.

Desde el mediodía, el personal del Cuerpo de Bomberos de Loja realiza labores de sofocación de las llamas y liquidación del flagelo por vía terrestre.

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En esta zona también se combate el fuego vía aérea. El helicóptero Sentry, proporcionado por una empresa privada desde Italia, realiza descargas para liquidación del fuego.

El incendio se desató en las faldas del Cerro Puñay, en el cantón Chunchi, al sur de Chimborazo. Las llamas de hasta cinco metros han devorado 98 hectáreas de bosque primario, llevándose consigo especies como la chuquiragua, alisos, árboles de polilepis, amplias áreas de pajonal y maleza, además de plantaciones de pino y eucalipto.

Un contingente de 35 bomberos de Chunchi, Riobamba y Loja trabaja en cinco frentes para contener el avance del fuego.

Los equipos especializados, apoyados por drones, coordinan labores para evitar que las llamas alcancen ocho viviendas y una cabaña, que están a pocos metros del fuego. A ellos se suman 60 habitantes de las comunidades cercanas de Llagos, Joyagshi, Angas y Santa Rosa, quienes enfrentan el desafío de un terreno agreste, vientos impredecibles y la extrema aridez de la vegetación.

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Este incendio amenaza no solo la biodiversidad del Cerro Puñay, sino también su relevancia cultural y turística como un lugar de gran valor histórico y paisajístico. En 2008, fue reconocido como Patrimonio Turístico Espiritual de los Pueblos y Nacionalidades del Ecuador.

Según Francisco Aguirre, jefe político de Chunchi, el incendio sería causado por una quema agrícola. El municipio exhortó a la ciudadanía a evitar prácticas que puedan desencadenar nuevos focos de fuego.