Cerca de 1.200 personas compraron, sin saberlo, terrenos en una zona embargada.
Para esta mañana estaba programada una audiencia de apelación por el caso de la cooperativa La Carolina. Cerca de 1.200 personas compraron terrenos en ese sitio sin saber que tenía un embargo que prohibía su venta. Ellos aún no logran legalizar su situación y piden duras sanciones contra quienes vendieron los predios.
Hasta la Corte de Justicia de Guayaquil llegaron varias decenas de los denunciantes que fueron estafados por los terrenos ubicados al norte de Guayaquil. Sin embargo, la audiencia fue cancelada porque uno de los jueces de la sala penal, se excusó.
Enrique Figueroa, representante de los afectados, expresó su molestia porque este juicio se tramita desde el 2011 y aún no tiene un resultado definitivo: “Tres años llevamos en este proceso, por favor, y todas son evasivas, suspensiones toda la vida, ¿hasta cuándo?”.
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También se presentaron representantes de la Secretaría Técnica de Asentamientos Irregulares, que apoyan el juicio contra quienes vendieron los terrenos: “El proceso está en sala hace más de 3 meses y medio, entonces lo preocupante son los exagerados retardos injustificados en el debido proceso”.
La Carolina es una cooperativa ubicada muy cerca de Monte Sinaí. Algunos de sus habitantes llegaron hace más de diez años, cuando pensaban que la compra que estaban haciendo era legal.
Los denunciantes aseguran que pagaron entre 1.000, 2.000 y hasta 4.000 dólares por los terrenos, por lo que las autoridades calculan que el perjuicio suma más de 2 millones de dólares.
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Cuando empezaron los juicios se enteraron que habían comprado terrenos embargados, pero ahora no tienen a donde ir, comenta Elizabeth Reyes: “Creo que sí hemos sido bien engañados nosotros, hasta el día de hoy vivimos engañados, queremos es solución no más, que nos digan realmente que ya nos quedamos, por el bienestar de nuestros hijos”.
También pidieron un amparo de posesión para que los terrenos les sean entregados de forma definitiva por el tiempo que tienen viviendo en el lugar. Hasta eso, viven en incertidumbre. “No es justo que siempre vengan, que nos voten, que nos quedamos; nos tienen ya realmente en zozobra de ver que no tenemos una solución rápida aquí”.
Por ahora solo pueden esperar a que la en la Corte se fije una nueva fecha para la audiencia.
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