Ecuador califica de "vergonzosas" las políticas migratorias de países ricos
En la ONU, Correa dijo que se deben fijar objetivos sobre la libre movilidad humana.
Naciones Unidas debió fijar la libre circulación de personas como un objetivo de su agenda de desarrollo para 2030, dijo este domingo el presidente Rafael Correa, al denunciar las "vergonzosas" políticas migratorias de los países desarrollados.
"Necesitamos una agenda con enfoque de derecho donde la movilidad humana no sea criminalizada y se prive a las personas de sus derechos fundamentales", dijo Correa durante la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible en la sede del organismo en Nueva York.
"La ausencia de un objetivo directo sobre libre movilidad humana es una lamentable omisión", añadió.
En un tono crítico con los modelos de desarrollo de las principales potencias económicas mundiales, Correa denunció la "paradoja moral" de promover la libre circulación de mercancías para obtener "máxima rentabilidad", y por otro lado penalizar la libre circulación de personas que buscan seguridad y trabajo.
"Es sencillamente intolerable e insostenible desde un punto de vista ético", subrayó. "Las políticas migratorias de los países ricos son realmente vergonzosas".
Mientras Europa intenta infructuosamente diseñar una respuesta efectiva a la oleada migratoria de refugiados, principalmente provenientes de Siria, en Estados Unidos la suerte de los millones de indocumentados agita los debates de la campaña presidencial.
Los líderes del planeta adoptaron el viernes en Naciones Unidas un programa de desarrollo para los próximos 15 años, que abarca 17 metas y 169 objetivos.
La nueva agenda busca acabar con la pobreza, promover la educación, garantizar vidas más saludables y combatir el cambio climático, a un costo que oscila entre 3,5 y 5 billones de dólares por año hasta 2030.
Sobre el ambicioso programa, Correa celebró que incluya el cuidado del ambiente, así como mecanismos para alcanzar una "mucho mejor" distribución de riquezas dentro y entre los países.
Pero continuó con sus críticas hacia los países industrializados, exhortando la formulación de "una nueva lógica económica" que valore el medioambiente.
"Necesitamos que los países 'centrales' dediquen menos tiempo a diagnosticar nuestro 'subdesarrollo' y más tiempo a cuestionar su propio modelo de "desarrollo".
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