Analistas hablan de encarecimiento de créditos, optimización de consumo y freno en remesas
Mientras en Estados Unidos se debate sobre si llamar o no “recesión económica” a los dos trimestres consecutivos con contracción en sus indicadores, analistas locales advierten el impacto directo que sufriría Ecuador.
“Disminución de las exportaciones no petroleras, paralización de las inversiones estadounidenses hacia nuestro país y desaceleración de las remesas que mandan nuestros migrantes”, serían las consecuencias para Ecuador de una recesión en Estados Unidos, dice el analista económico Larry Yumibanda.
YA ESTÁ PASANDO
La merma en las remesas que mandan los ecuatorianos a sus parientes es algo que ya está ocurriendo.
Mercedes, una ecuatoriana nacionalizada estadounidense que trabaja en bienes raíces en Florida, solía enviar cada dos meses unos 400 dólares para ayudar a su mamá en Guayaquil, pero desde enero envía lo que puede, a veces USD 100 y otras veces un poco menos o nada, "porque la venta de casas allá ha caído y ya no tiene las comisiones que antes ganaba", dice la madre.
Lo mismo le ocurre a José, en Portoviejo, ya no recibe tanto apoyo económico de su hijo José Miguel que está en Nueva York, porque en el restaurante donde trabaja "ahora hay menos clientes y le han bajado las propinas".
Y es que con una economía contraída, los consumidores priorizan su gasto solo en cosas esenciales y se frenan a tomar decisiones como la compra de bienes.
Y es que con una economía contraída, los consumidores priorizan su gasto solo en cosas esenciales y se frenan a tomar decisiones como la compra de bienes.
Los graves estragos de una recesión económica en EE.UU. afectarían a Ecuador porque ese país es nuestro principal socio comercial, recuerda Yumibanda “y esto podría complicar acá la recuperación económica y la generación de empleo”.
La mayor economía del mundo está en medio de una tormenta porque su crecimiento sufrió dos trimestres seguidos de contracción económica.
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El Producto Interno Bruto (PIB) anualizado del país disminuyó 0,9% en el segundo trimestre, sumándose a la caída de 1,6% del primer trimestre.
Aunque en muchos países esto ya es considerado una recesión, en Estados Unidos las autoridades están a la espera de otros datos para confirmar si la economía ha entrado realmente en un terreno recesivo.
Pero llámese como se llame, lo cierto es que el lento crecimiento económico allá tendrá consecuencias para todo el mundo y más para América Latina.
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Y entre los países de la región, el que más lo sentiría sería Ecuador, por tener como moneda un dólar estadounidense cada vez más fuerte, analiza el catedrático Jorge Calderón.
Él pone en contexto que la Reserva Federal –lo que vendría a ser el Banco Central en muchos países– subió la tasa de interés para que la gente prefiera ahorrar antes que consumir.
¿Y por qué hizo esto? Porque durante los dos años de la pandemia del COVID-19 el Gobierno nortamericano imprimió más dinero y lo inyectó directamente a los contribuyentes para ayudarlos, pero ahora hay un exceso de liquidez y una inflación récord de 9,1% (el mayor incremento en 40 años) y de alguna manera había que desestimular el consumo.
“Pero a su vez esto genera otros problemas, como el encarecimiento de los créditos a personas y empresas, y esto quiere decir que quienes ya tenían préstamos adquiridos, ahora deben pagar más por los mismos”, explica Calderón.
Todo eso tiene un efecto que empieza a desacelerar la economía y si la tendencia continúa podría llevar a una recesión, situación que por ahora no es admitida como tal en Estados Unidos.
Pero ya con el actual encarecimiento de los créditos en ese país, empiezan a verse las señales de lo que se profundizará si se declarara oficialmente la crisis.
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“El consumidor privilegiará qué comprar y en este caso reduciría el consumo de bienes importados, es decir, de lo que venga de afuera, allí es donde se afectaría las exportaciones ecuatorianas”, dice Yumibanda.
“Los inversionistas también reducirían los riesgos y preferirían invertir en activos más seguros, como el dólar, que genera mayor rendimiento por la tasa de interés más alta”, complementa Calderón.
Otro efecto serán las remesas. “Los ecuatorianos en Estados Unidos no van a dejar de mandar dinero a sus familiares, pero sí será en menor cantidad”, acota.
Ecuador batió en 2021 su récord de remesas al recibir 4.362,6 millones en envíos del exterior, la mayor cifra de su historia.
¿QUÉ DEBERÍA HACER EL GOBIERNO DE ECUADOR?
Yumibanda sugiere que en este escenario, el régimen, “en lugar de acumular las ganancias petroleras en reservas internacionales, según lo dispuesto por el Fondo Monetario Internacional, debe inyectar esos recursos a la construcción de importante obra pública en Ecuador”.
Con esto se aseguraría la generación de empleo y la dinamización de la economía local para atenuar el duro golpe que implicaría un freno en la economía de Estados Unidos, se llame recesión o no.
Por ahora, el escenario en Estados Unidos con dos trimestres de lento crecimiento es que la inversión empresarial, el mercado inmobiliario y la construcción han caído, el gasto de los consumidores se desaceleró y los ingresos bajaron (ajustados por inflación), según los datos publicados el jueves por el Departamento de Comercio.
El presidente Joe Biden rechazó de inmediato las afirmaciones de que el país está en recesión, luego de que se diera a conocer la contracción económica por segundo trimestre consecutivo.
Según dijo, la desaceleración actual es parte inevitable de una transición hacia un período de crecimiento más estable.
“Después del crecimiento económico histórico del año pasado, y recuperado todos los empleos del sector privado perdidos durante la crisis pandémica, no sorprende que la economía se esté desacelerando", apuntó el mandatario.
Sin embargo, uno de los grandes temores entre los economistas es que los movimientos agresivos de la Reserva Federal (que ha estado subiendo las tasas de interés con el objetivo de reducir la inflación) afecten el crecimiento y provoquen el escenario recesivo.
Tanto los mercados como los políticos y los economistas han estado siguiendo de cerca la evolución del empleo, un elemento clave para dar luces sobre la potencial llegada de la temida ola recesiva.
Y en la medida que la economía de EE.UU. se debilita, los efectos están alcanzando a socios comerciales como China, México, Canadá y la Unión Europea, por el alto nivel de intercambio comercial.
Si ellos se debilitan, aún más habría problemas para las ventas no petroleras ecuatorianas, advierten los economistas y al verse afectadas las exportaciones se podrían perder empleos en los sectores del banano, cacao, café, flores y otros productos de la industria agrícola.
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