Locales de Guayaquil, Atacames y Babahoyo están afectadas ante cortes imprevistos y cambios frecuentes en los horarios de los apagones. Los comerciantes sostienen que la incertidumbre no les permite tomar buenas decisiones.
En la cocina de está panadería en el norte de Guayaquil todo se prepara bajo la luz de la linterna del celular, porque aunque incrementaron los horarios de apagones, la producción no puede detenerse. O al menos eso intentan. Según la Asociación de Panificadores, las ventas disminuyeron en 40 % desde septiembre que iniciaron los apagones.
Para las 3 mil panaderías de la ciudad, con 12 horas de cortes, la cifra se vuelve más crítica. Álex Intriago, representante de la Asociación, señaló que no puede hacer la misma producción de antes, porque se fermenta y se daña.
Mientras que en la Bahía, el corazón comercial de Guayaquil, 4 300 módulos han disminuido las ventas en las últimas seis semanas. Los vendedores usan linternas para buscar mercadería y ofrecerla a los pocos clientes.
Según el Frente Único de Organizaciones de la Bahía, apenas el 5 % de ellos han tenido presupuesto para generadores. En las fábricas de hielo. las marquetas han subido de 5 a 6 dólares por el alto costo del mantenimiento del generador.
Una situación similar se reporta en Esmeraldas. Los comerciantes de Atacames trabajan en medio de horarios que no se cumplen. Una de ellas es Lupe Sol, dueña de un taller de costura desde hace 20 años.
Ella tiene un pequeño generador que le han prestado. Pero no puede prender sus 8 máquinas, apenas le abastece para 2 haciendo que las entregas de prendas se acumulen.
En Babahoyo, provincia de Los Ríos, la situación se repite. En un local, los pedidos de carne y helados disminuyeron en un 50 %. Dichos productos no se pueden mantener en óptimas condiciones para su venta.
Según la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria, en Ecuador 845 mil comercios han sufrido pérdidas económicas superiores a USD 500 millones.
Recomendadas