Las manifestaciones dejan efectos negativos en los comercios de cara al Día del Padre
En Quito, los negocios proyectaban que casi la mitad de sus ventas en junio dependieran de la actividades por el Día del Padre.
Jornadas ininterrumpidas de manifestaciones antecedieron este año el Día del Padre, una fecha en la que negocios prevén aumentar sus ventas, pero que nuevamente sufren un revés en sus economías.
La situación que atravesaron las dos ciudades más grandes del país: Quito y Guayaquil fue parcialmente distinta esta semana, aunque al igual que en el resto de municipios, los ciudadanos de ambas localidades comparten la preocupación por los efectos económicos que dejan los bloqueos de vías, la paralización del transporte, el cierre anticipado de locales, el desabastecimiento y sobreprecio de víveres, los hechos violentos durante las protestas y el reciente estado de excepción en tres provincias, que incluye un toque de queda en Quito.
Según el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, los primeros cuatro días de huelgas dejaron pérdidas económicas por 50 millones de dólares, a nivel nacional.
De su lado, la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG) sostiene que los comercios dejan de facturar 13,5 millones de dólares diarios en ventas no realizadas.
Por otra parte, desde la Cámara de Comercio de Quito (CCQ) se indica que los negocios en la capital proyectaban que entre el 40 % y el 50 % de sus ventas en junio dependieran de la actividad que iban a realizar en la semana previa al Día del Padre, y en ese domingo como tal.
"En Quito, la semana arrancó muy lenta"
En entrevista con Ecuavisa.com, el director ejecutivo de la CCQ, Juan Rivadeneira, aseguró que en la capital hubo una ralentización de la actividad comercial desde el inicio de la semana.
"La movilización estaba anunciada y tanto productores, vendedores, comerciantes y consumidores sabían que iba a producirse un hecho de esta naturaleza. Sus expectativas se habían modificado", relató.
No obstante, las protestas se tornaron violentas desde el martes tras la detención del líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, principal convocante a las manifestaciones.
A partir de esa jornada, con marchas anunciadas por otras organizaciones sociales, con el aviso de más concentraciones indígenas que se dirigían a la capital y con el cierre de vías en el norte y sur de Quito, muchos dueños de negocios decidieron no exponerse y cerrar antes, lo que se tradujo en pérdidas económicas.
Guayaquil, entre la expectativa y el temor a saqueos
En el Puerto Principal hubo un fenómeno inusual.
Luego de la divulgación de videos, incluso viejos, de supuestos "intentos de saqueos" en el Suburbio, centro y sur de la urbe, decenas de locales cerraron sus puertas desde el mediodía del martes por temor a robos y desmanes.
Aunque el ECU 911 dijo que había recibido al menos una decena de alertas por este motivo, la Gobernación del Guayas aseguró que "no se habían dado saqueos" y que los intentos fueron "neutralizados por la Policía Nacional".
Sin embargo, el cierre de locales se transfiguró en una paralización de la actividad comercial.
Con el paso de los días, los comercios guayaquileños, aún expectantes de lo que pueda pasar en el resto del país, han ido incrementando sus ventas de cara al Día del Padre.
En dos de los centros comerciales más grandes del Puerto Principal, Mall del Sol y San Marino, la tarde de este viernes hubo mayor afluencia de visitantes, si se compara con los días anteriores. Ambos establecimientos esperan un impulso en sus ventas este fin de semana.
"Lastimosamente la cultura económica de Guayaquil implica que no le interesa lo que pase en el resto del país mientras no los toque. Ellos igual van a festejar", dijo Roger Villanueva, un ciudadano que visitaba el Mall del Sol.
"No podemos entregar los productos porque no pueden venir desde Quito. Esta bendita protesta de unos cuantos paraliza a todo un país. El efecto económico es súper negativo", señaló Jomar Barzola, un comerciante de productos cosméticos que recorría el San Marino.
Fin de semana tenso
Pasadas las 21:00 de este viernes, el presidente de la República, Guillermo Lasso, decretó un estado de excepción por 30 días en las provincias de Cotopaxi, Pichincha e Imbabura.
La medida incluye un toque de queda en todo el Distrito Metropolitano de Quito, que va desde las 22:00 hasta las 05:00.
El Ejecutivo tomó esta decisión debido a una escalada en la intensidad de las manifestaciones.
De su lado, Leonidas Iza, en entrevista con la agencia de noticias EFE, advirtió que la movilización podría pasar a "otro nivel" si el Gobierno Nacional no da respuestas a las diez demandas planteadas por la Conaie, y señaló que las protestas se concentrarán en la capital.
"Vamos a tener que coordinar y consolidar para que esta llegada a la ciudad de Quito sea realmente significativa", manifestó el líder indígena al evaluar la reacción de las fuerzas del orden.
Los discursos tanto del Ejecutivo como de la Conaie generan inquietud entre los quiteños, quienes esperan una pronta y pacífica salida a esta crisis.
"La dinámica de la opinión pública meses atrás nos decía que el principal problema de los ecuatorianos era la economía. Luego nos decía que era la inseguridad. Estos días de manifestaciones lo que hacen es multiplicar esta sensación de situación económica compleja e inseguridad en el país", opina el director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Quito.
Mientras tanto, en Guayaquil, el Municipio ha desplegado volquetas con rocas y camionetas en cinco vías de acceso a la ciudad para frenar una posible llegada de manifestantes.
En videos difundidos en redes sociales, integrantes de movimientos indígenas han advertido que llegarán también al Puerto Principal, donde han existido pocos focos de huelgas y que han sido rápidamente disuadidos.
Todo esto ocurre, en medio de un fin de semana que supuestamente iba a ser beneficioso para los sectores turístico y comercial, pero desde donde hay preocupación por el tiempo que pueda prolongarse esta crisis.
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