El gas doméstico en Ecuador es de los más baratos de la región, incluso con la subida del IVA

Después de 23 años, el gas licuado de petróleo subió de precio en Ecuador. El presidente Daniel Noboa “actualizó” su valor con el Decreto Ejecutivo 215 a propósito de la subida del IVA al 15%, que ya rige desde el 1 de abril. Pasó de USD 160 a USD 1,65 en las distribuidoras, manteniéndose como de los más baratos en la región.

El precio del gas no subía desde 2001, cuando fue fijado en USD 1,60 por el entonces presidente Gustavo Noboa y este fue ratificado en 2005 por Alfredo Palacio en USD 0,1066667 por kilogramo, incluido el IVA.

Daniel Noboa estableció el precio por kilogramo en USD 0,095652 sin impuesto al valor agregado. Un tanque de gas de uso doméstico tiene 15 kilogramos. Con el IVA del 15% da un precio de USD 15,525 por cada bombona, de los cuales los consumidores pagan USD 1,65. Es decir, el Estado subsidia unos USD 13,875.

Solo en 2023 se destinaron unos USD 599 millones para este subsidio, según datos del Banco Central del Ecuador.

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Según el índice de precios de combustibles de América Latina, administrado por la CEPALSTAT de las Naciones Unidas, Ecuador está entre los países que tiene el gas más barato de la región.

Así, por ejemplo, en este recuadro se muestra cómo ha evolucionado su precio desde 2001 hasta 2022. Hay casi una línea recta.

¿Cuántos pagan otros países? Siguiendo los datos de la entidad se indica que, por ejemplo, en 2022 Colombia pagaba 90 centavos por kilogramo. Para un tanque de 15 kg cancelaban USD 13,5. En Perú, en el mismo año, unos USD 1,60 por kilogramos, dando USD 24 por tanque, dejando por fuera el subsidio.

El precio más barato se encuentra en Venezuela con USD 0,1 por kilogramo. Puede revisar los valores en este link que le llevará a un cuadro interactivo.

El bajo precio del gas subsidiado en Ecuador lo vuelve atractivo para el contrabando en los países vecinos del norte y del sur. Mientras en Ecuador cuesta ahora USD 1,65, en Colombia se lo vende desde USD 20 en adelante.

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El Decreto 215 establece que el gas no debe pasar de los USD 1,65 en las distribuidoras. O sea, se debe respetar el incremento de cinco centavos que pareciera no es cuantioso. Sin embargo, en la práctica no se respeta en su totalidad.

Ecuavisa.com hizo un recorrido por sectores de Quito en esta última semana y encontró que en una distribuidora de Bellavista se vendía el tanque hasta en USD 2,50.

Esta última semana, Pichincha tuvo problemas de desabastecimiento de gas debido a que los camiones que dejan los tanques en las distribuidoras no podían llegar por deslaves en las vías, según explicó la Asociación Ecuatoriana de Empresas Comercializadoras de Gas.

Estos escenarios, por ejemplo, pueden dar paso a especulaciones con el precio. La Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos no Renovables (ARC) es la encargada de realizar los controles. En un comunicado del viernes indicó que harán revisiones y en caso de encontrar irregularidades aplicarán multas que van de entre 25 hasta 200 remuneraciones básicas unificadas y la clausura definitiva del establecimiento.

Por su parte, los distribuidores de gas a domicilio han señalado que mantendrán un precio de USD 3,75, es decir, 25 centavos más de lo que venían vendiendo. Ellos lo justifican por la subida del IVA, de los combustibles y de otros insumos que los vehículos necesitan, como aceites y llantas.

El servicio que dan se mantiene. Uno de los vendedores indicó a este medio que dejan el tanque a domicilio e incluso lo instalan en su hogar, de ser necesario, para que haya una correcta instalación y evitar fugas. Es decir, el valor que cobran también incluye un servicio intangible de comodidad.

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Ahora bien, ¿son caros estos precios del gas? Tres familias consultadas por este medio refirieron que un tanque de gas les dura un mes. Es decir, que a sus gatos mensuales tendrán que incorporarle 25 centavos más si compran el gas con servicio a domicilio. “Si los precios se respetan no es mucho, pero el problema es la especulación y la falta de controles”, expresa la vecina Martha Shuguli.

Darío Dávalos, analista energético, considera que también tenemos que analizar este incremento “de acuerdo al nivel de ingresos que tenemos en el país. Hay personas que viven hasta con dos dólares al día. Si hay una familia con muchos miembros va a ser un cambio significativo. Hay quienes viven con un salario básico, pero tienen dos o tres hijos y va a tener un impacto, y hay quienes tienen mayores ingresos y pueden manejarlo mejor”.

Además, señala que en el caso de los almuerzos y otros productos estos vayan subiendo de precio. El impacto lo veremos en mayo, señala.

“Aquí hay un dato importante que lo calcula el INEC. Oficialmente, se va a conocer entre el 10 y 15 de mayo que es cuando ellos publican el índice de precios al consumidor. Hacen una recolección durante todo el mes de abril del impacto de cómo han cambiado los precios, lo publican y hacen una comparación”.

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Eduardo Betancourt, ingeniero eléctrico, considera que la tendencia mundial va hacia la eficiencia del uso energético y por eso "lo más lógico es que se sigan manteniendo las cocinas de inducción".

El experto explica que el usar una cocina de inducción sí aumenta el costo de consumo de electricidad, pero este aumento en la planilla de luz "no es considerable" debido a que los alimentos se preparan más rápido.

"Subirá aproximadamente un 15% más en la factura de luz, no más de eso", afirma.

Pero, ¿cómo incentivar que la ciudadanía se pase a la cocina de inducción cuando hay apagones? Betancourt subraya que el Gobierno debe garantizar el servicio de energía eléctrica.

En eso coincide Dávalos. “Tiene que haber una estabilidad del suministro de energía eléctrica. En este momento estamos con señales de que puede haber apagones, es difícil que la ciudadanía se anime a tener esa transición, porque usted cocina todos los días. También tiene que haber incentivos para que sea de fácil adaptación. Ya que estas cocinas requieren una serie de conexiones para su funcionamiento”.

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