16 dic 2019 , 07:00

Un ‘circo’ que cambia la vida de los niños en Mapasingue Oeste

   
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Mapa Circo es un proyecto que destierra la violencia del entorno de los más pequeños.

Trabajar con los niños de Mapasingue Oeste para que aprendan valores, en medio de acrobacias, malabares, hula hula, espectáculo de variedades, y no caigan en violencia, es el objetivo de Mapa Circo, un proyecto social que actualmente está asentado en este sector de Guayaquil.

 

Es una tarde de miércoles de diciembre. Dirigidos por sus capacitadores, los chicos se dividen en grupos. Uno de los niños será un ratón y otro, un gato. Los ojos vendados. Y, obvio, el felino perseguirá al roedor. Cada uno estará apoyado por la guía de su grupo, que lo orientará verbalmente, ya sea para atrapar o para escabullirse. “Derecha, derecha… izquierda, izquierda… escapa del círculo…¡cuidado, cuidado!”. Gritos de emoción. 

 

 

Cuando las risas y los corazones llenos de adrenalina se calmen, instructores y pequeñines hablarán sobre el apoyo que necesitaba el ratón y el gato para cumplir sus roles. Analizan la diversión de la que han gozado minutos antes. Apoyo, unión, respaldo, compañerismo, escuchar...

 

En medio del bullicio infantil de los pequeños que ensayan en una cancha deportiva de la zona conocida como Colinas de Mapasingue Oeste, Diego Quiroz, voluntario de esta iniciativa, cuenta a ecuavisa.com que Mapa Circo ha recorrido varios lugares de la ciudad. 

 

El líder del proyecto, que está vinculado con el circo social en Ecuador y trabaja con la comunidad, es Darwin Bravo, quien invitó a Diego a colaborar desde octubre de 2019. Los chicos del sector están participando desde agosto de 2019. 

 

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Los niños e instructores se citan todos los miércoles en la tarde para practicar. “Incluso una joven de 16 años que tiene un bebé de 5 meses”, menciona Diego. Ha llegado a haber entre 12 y 15 niños. “Hay unos que son constantes y son 7 niños, con los que se ha decidido hacer un proceso de segundo nivel, por decirlo. Hay unos que están en primer nivel, que es escuchar, trabajar en equipo”.

 

“En sus casas o en su entorno siempre está la violencia. Uno es chévere con ellos, hay una cercanía”, dice el voluntario con su acento de Medellín. “Al principio eran pocos, 2,3, que eran amiguitos y luego paf! fue creciendo. A veces se cansan, cuenta, porque entran en el proceso de mostrar al público lo aprendido. “Se asustan; hay algo cuando hay algo más de disciplina, orden”.

 

Lo que persigue Mapa Circo, insiste Diego, es “trabajar con la comunidad, capacitar en el circo, transformar vidas. A través de los malabares, de las acrobacias, encontrar un control de sí mismos. El fundador de Mapa Circo es un testimonio real de esto y él quiere eso para su comunidad también”. 

 

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Foto: ecuavisa.com

 

 

Un sector para enseñar 

 

Arribar a Mapasingue Oeste “surgió de la necesidad, de lo que estaba sucediendo acá en el barrio”. Y eso fue sembrar una semilla: “primero llegaban malabaristas a un lugar donde podían encontrar comida barata, alojamiento barato. Como sabían su arte, ya no solo venían a descansar, sino que le enseñaban al mismo chico que estaba en la casa durmiendo o que los estaba hospedando por un par de noches, vamos a practicar malabares. De ahí fueron naciendo nuevos artistas del barrio, de la comunidad”.  

 

Este antecedente hizo que después Darwin, el líder del proyecto, cree Mapa Circo “para que las personas que vienen de viaje, de tránsito por el Ecuador, lleguen a Mapasingue. A Mapa Circo lo conocen desde Argentina, Francia, ha venido mucha gente”, destaca Diego. 

 

Para el voluntario, al principio todo fue un juego que derivó en cambiar vidas. “Yo solamente estaba jugando con los chicos, transmitiéndoles lo que sabía, lo que me cambió la vida. Entonces nació otra necesidad y es seguir el proceso, llevarlo a otros lugares, a más gente”. 

 

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El darle otra cara al núcleo social de los pequeños, a su entorno, es una motivación para el equipo de Mapa Circo. “Los niños, a muchos artistas, los tienen en un pedestal y ellos dicen 'yo quiero ser famoso'. A la final, no es eso lo que se busca, sino transformar esa vida, transformar lo que les pasa en sus hogares, en su familia, en sus escuelas. Se puede trabajar contra el bullying, por ejemplo, que es una cosa que daña mucho a los niños”. 

 

Diego aclara que nunca han tenido problemas de inseguridad en la zona. “Es más el estigma que hay del barrio, es más lo que se supone que pasa. Es súper seguro, nunca nos ha pasado nada. La gente se integra más, ellos vienen a los eventos, la gente se suma”, asegura.

 

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Foto: ecuavisa.com

 

 

Un voluntario a la espera de apoyo

 

La iniciativa está a cargo de 3 personas, todos voluntarios, indica Diego. “Es gente que se suma, capacitadores que llegan de otros lugares para compartir lo que saben. Es un convenio que se hace más desde lo voluntario”, comenta.

 

Muchas veces “entre nosotros mismos nos autogestionamos, decimos ‘vamos a poner 10 dólares entre cada uno’ o ‘vamos a hacer semáforo y ahí recaudamos para esto’”.

 

“Como grupos también vamos y hacemos ruedos callejeros o decimos ‘falta tanto, ya, pongamos esto’. Eso nos ha ayudado a seguir adelante y crearse una organización, pero inconsciente”. 

 

¿Han tenido apoyo de alguna entidad? “En esta ocasión se sumó un compañero que es psicólogo y puede gestionar esto también. Logramos conseguir unas sillas, unos refrigerios, algunos patrocinios que ya se autogestionan, gente que se quiere sumar”, explica Diego, quien tiene 32 años y llegó hace 5 al Puerto Principal. 

 

 

Familia, parcería

 

Quizá Diego, desde muy pequeño, estaba predestinado a este tipo de labor. “Es eso que de repente faltaba en mi niñez, yo siempre quería una familia. Por cosas de la vida mis padres se separan, pero siempre estaba incluido en grupos que me acogían como una familia”. 

 

Y ahora, en esta nueva familia que tiene en Mapasingue también quiere sacar lo mejor. Eso es lo que trato de reflejar acá, esa hermandad entre vecinos, los chicos del barrio”. Una cercanía que “es más que ser un capacitador, es generar esto que los colombianos le decimos parcería.

 

Por lo pronto, ellos siguen pensando en su trabajo: “La idea de Darwin es expandir Mapa Circo, ir a capacitar otros barrios. Pienso que ellos ponen una semilla y es decisión de la comunidad, como tal, el sostenerlo”. 

 

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Foto: ecuavisa.com

 

 

 

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