Difícilmente, el Gobierno podrá decir que la decisión de Arcotel de revocar a la empresa de los Topic el título habilitante del cable submarino no tiene una motivación política. Es más, quizá ni le interesa despejar esa duda porque su verdadero propósito es hacer gala de su poder.
Este martes, la conversación digital del círculo rojo se ha enfocado en analizar esta resolución desde el lado jurídico, el respeto por las instituciones y el equilibrio democrático.
Y tras horas y horas de argumentaciones, hay una amplia coincidencia de que el Régimen se extralimitó; que se alegaron vicios e incumplimientos por parte de Telconet desde hace nueve años y que se han inobservado los dictámenes y sentencias de todo este tiempo, que han permitido que la operación continúe. Es decir, un golpe al libre ejercicio empresarial, a la seguridad jurídica y una clara medida de desaliento de cualquier inversión privada, que tanta falta nos hace.
No solo eso, los Topic aseguran con razones de sobra que el Estado no está preparado para administrar el cable submarino, porque no tiene experiencia en esta actividad. Por lo tanto, aseguran que más de 500 mil usuarios de internet en el país, así como una nube infinita de información están seriamente amenazados.
¿Por qué Noboa arriesga tanto? ¿Su animadversión personal con Jan Topic es el único motivo que justifica lo que se ha hecho? ¿No bastaba con la decisión del TCE –polémica por cierto- de descalificar su candidatura presidencial?
Las respuestas a estas interrogantes están en el plano meramente electoral.
A medida que se conocía la revocatoria del título habilitante, también se levantó una corriente de políticos y generadores de opinión que validaron lo actuado por Arcotel. Estos argumentos salieron de un sector del llamado villavicencismo que comanda la bandera del anticorreísmo duro.
Christian Zurita, las hijas de Fernando Villavicencio, el capitán Edwin Ortega, entre otros, han dicho que desde sus inicios se denunciaron las irregularidades en la concesión de este cable, empalmando así la sólida alianza empresarial entre esta familia y el correato que se hizo tristemente célebre en el escándalo de Odebretch.
De allí que hay una porción en el electorado que celebrará la decisión de Noboa, como una reivindicación política, el pretendido combate contra la corrupción y así fortalecer su intención de voto.
¿Todo esto le alcanzará para reconquistar a una buena porción de la gente que hoy se siente abandonada por la indiferencia de un Presidente al que se lo acusa de no tener empatía?
La respuesta estará en los próximos sondeos de opinión y, claro, en las elecciones de febrero, rogando que se acaben los apagones de luz y no se produzca uno nuevo en la Internet.
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