La violencia provoca trauma y estrés psicológico en menores, esto interfiere en su aprendizaje.
Unos 2,8 millones de niños sirios no pueden ir al colegio por el conflicto en su país, que se ha convertido en el segundo en el mundo con la peor tasa de escolarización, denunció hoy la ONG Save the Children.
En su informe "Futuros bajo amenaza: el impacto de la crisis de Siria en la educación de los niños", el grupo destaca que a causa de la contienda cada vez más escuelas cierran en el territorio sirio y unas 3.465 han sido destruidas o dañadas.
Antes del conflicto, la tasa de escolarización era casi del 100 por cien y se destinaba casi el 5 por cien del PIB a la educación.
El director de Programas Internacionales de la ONG, David del Campo, afirmó que "es vergonzoso que la obligación de proteger las escuelas no esté siendo respetada en este conflicto, poniendo en peligro las vidas de niños y de profesores y obligando a millones de niños a quedarse fuera del sistema educativo".
La violencia también está afectando a la capacidad de aprender de los menores por el aumento de los traumas y del estrés psicológico.
Según Save the Children, la mitad de los niños a los que ha entrevistado en el norte de Siria "raramente" o "nunca" son capaces de concentrarse en clase.
Además, un tercio de ellos son incapaces de obedecer las instrucciones de los adultos y casi la mitad no pueden concentrarse en sus deberes. Casi uno de cada tres menores se siente indefenso, el 39 por ciento tiene pesadillas frecuentes y el 42 por ciento se siente triste a menudo.
La ONG subraya que los profesores identifican a más de la mitad de los niños como "asustadizos" y el 40 por ciento, como frecuentemente infelices.
Pero no solo sufren los niños que están dentro de Siria, sino también los que se han refugiado en otros países, ya que uno de cada diez trabaja para mantener a sus familias.
Los menores refugiados también son víctimas de acoso en las escuelas locales por su procedencia o por la sobrecarga que suponen para los recursos de los colegios, dice la nota.
"Los niños cuentan que son insultados y ridiculizados por algunos profesores en los países de acogida, les dicen que han arruinado su país o que vuelvan a Siria" explicó Del Campo.
"Otros reciben castigos físicos en la escuela -añadió-. Tan solo en Egipto, el 30 por ciento de los niños a los que entrevistamos nos contaron que habían sido golpeados por algunos profesores y el 70 por ciento que habían recibido abusos verbales".
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