Seis provincias han declarado el estado de calamidad por la devastación causada por fuertes vientos.
Al menos 10 personas han muerto y unas 450.000 han tenido que ser evacuadas en Filipinas a causa del tifón Rammasun, que ha golpeado hoy la mitad norte del país con ráfagas de viento de hasta 250 kilómetros por hora.
Según el Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres de Filipinas, la mayoría de las víctimas fallecieron en la zona noreste y norte del país golpeados por árboles o postes abatidos por el viento o sepultados por muros.
Dos personas resultaron heridas por descargas de corriente eléctrica en Camarines Sur y tres pescadores de Catanduanes, ambas provincias del noreste de Filipinas, permanecen desaparecidos desde el martes por la mañana.
Seis provincias han declarado el estado de calamidad por la devastación causada por los fuertes vientos y las intensas precipitaciones que han castigado particularmente a los distritos más pobres situados en zonas costeras.
El presidente de la Cruz Roja de Filipinas, Richard Gordon, declaró a Efe que han quedado completamente destruidas alrededor del 25 por ciento de las viviendas situadas en el litoral de las zonas más afectadas por el tifón, en las provincias de Albay y Camarines Sur.
"Estamos hablando de miles de personas que van a necesitar ayuda para volver a ser independientes", alertó Gordon, quien añadió que el tifón ha dañado los tejados de muchas viviendas.
La Unión Europea (UE) se mostró dispuesta para apoyar a Filipinas en la reconstrucción de las zonas afectadas por Glenda, el nombre que le han dado los filipinos al tifón).
Además, el embajador de la UE europeo en Manila, Guy Ledoux, apuntó que los expertos de la Comisión Humanitaria de la Comisión Europea ya se encuentran en las zonas más afectadas para analizar la situación.
Once carreteras y un puente están cortados, y se han cancelado cerca de 230 vuelos nacionales e internacionales.
Manila se ha salvado de la visita de Rammasun, que a última hora cambió de rumbo, pero no de sus estragos.
Según la compañía que distribuye el servicio eléctrico en la provincia capitalina, Meralco, un 90 por ciento de sus clientes se han quedado sin luz después de que sus instalaciones fueran dañadas por la tormenta.
La Bolsa de Valores de Filipinas y las oficinas gubernamentales en Manila cerraron, y se cancelaron las clases en toros los centros de enseñanza de la capital.
Las inundaciones en Manila han sido menos graves en esta ocasión, y las agencias correspondientes empezaron a recoger desperdicios y limpiar calles pocas horas después del paso de Rammasun.
El tifón, de unos 500 kilómetros de diámetro, tocó tierra en la tarde del martes y abandonó el archipiélago a mediodía de hoy, pero los meteorólogos prevén que las precipitaciones prosigan por Luzón a durante el día.
Filipinas recibió a Rammasun cuando todavía restaña los daños causados por Haiyan, que el pasado mes de noviembre causó 6.300 muertos y más de 1.000 desaparecidos, además de unos 28.700 heridos.
De hecho, del cerca de medio millón de personas evacuadas en esta ocasión, más de 7.300 fueron víctimas del anterior.
Sólo en Tacloban, la ciudad más castigadas por Haiyan, unos 1.000 filipinos de los 2.600 que aún viven en tiendas de campaña tuvieron que refugiarse en uno de los centros de evacuación, que ya quedó severamente dañado el pasado mes de noviembre.
La temporada de tifones en Filipinas, que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre, atrae todos los años entre 15 y 20 de estos fenómenos meteorológicos.
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