El sueño REM convierte las experiencias vividas en recuerdos duraderos y habilidades.
Durante la infancia, la fase del sueño denominada REM (movimiento rápido de los ojos) convierte las experiencias vividas en recuerdos duraderos y en habilidades, por lo que es importante para el desarrollo del cerebro, según un estudio de la Universidad estadounidense de Spokane (Washington).
Este descubrimiento, publicado hoy por la publicación Science Advances, amplía los conocimientos sobre la importancia de que los niños duerman mucho y cuestiona el creciente uso de medicamentos que perturban ese momento, como los estimulantes o los antidepresivos.
Los cachorros pasan gran parte del tiempo en sueño REM, pero hasta ahora se sabía poco sobre la capacidad de esa fase para cambiar y recombinar recuerdos, señaló el profesor en ciencias médicas Marcos Frank.
El equipo de Frank documentó los efectos del sueño en el desarrollo de la visión de los animales jóvenes. Los circuitos cerebrales cambian en la corteza visual cuando el animal explora el mundo que le rodea, pero es en el sueño REM cuando los cambios se fijan, gracias a una enzima que solo aparece en ese momento llamada ERK.
La experiencia es frágil y "los retazos" de las cosas vividas "tienden a desvanecerse sin el sueño REM", con lo que el cerebro, "básicamente, olvida lo que ha visto", indicó.
Los cerebros jóvenes, incluidos los de los niños, pasan por periodos clave de plasticidad o reestructuración durante los que se desarrollan la visión, el habla, las capacidades motoras o sociales.
El estudio sugiere que durante esos periodos, el sueño REM ayuda al cerebro en crecimiento a ajustar la fuerza y la cantidad de conexiones neuronales.
La cantidad de horas de descanso influye en el rendimiento escolar de los niños, dijo el experto, quien consideró que este estudio ayuda a explicarlo y señaló que "deberíamos ser prudentes a la hora de restringir el sueño de los más pequeños".
Hay diferentes etapas del desarrollo del niño cuando la necesidad de sueño aumenta, por ejemplo en los primeros meses pero también durante la adolescencia, cuando el cerebro cambia a gran velocidad", agregó.
El profesor advirtió contra la tendencia, cada vez más común entre los pediatras, de tratar a los niños con medicamentos para el déficit de atención o con antidepresivos, pues existen muy pocas investigaciones que preclínicas sobre el efecto de estos en el desarrollo del cerebro a corto y largo plazo".
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