El terrorista accionó los explosivos que llevaba adosados al cuerpo junto a un puesto de seguridad.
El movimiento chií de los hutíes condenó hoy el atentado perpetrado por un suicida contra una manifestación de sus seguidores en el centro de la capital yemení, Saná, donde murieron al menos 47 personas, según cifras oficiales.
La agencia oficial de noticias Saba señaló que se trata del mayor ataque cometido en la capital desde el 21 de mayo de 2012, cuando un atentado de Al Qaeda contra militares causó un centenar de muertos.
En un comunicado, los hutíes apuntaron que la explosión registrada en la plaza Tahrir causó además 150 heridos, de los que cuarenta se encuentran en estado grave.
Según se pudo en el lugar del atentado había una veintena de cadáveres tras la explosión, aunque es posible que hayan muerto posteriormente algunos de los heridos.
El terrorista accionó los explosivos que llevaba adosados al cuerpo junto a un puesto de seguridad en la céntrica plaza Tahrir, donde los chiíes efectuaban una marcha contra la intervención extranjera en los asuntos internos yemeníes.
Por el momento, ningún grupo ha reivindicado el atentado, pero Al Qaeda protagoniza desde hace semanas una campaña contra los chiíes y ataques contra el Ejército, al que acusa de simpatizar con los hutíes.
La explosión no ha impedido que miles de seguidores del movimiento chií "Ansar Alá" continúen sus protestas en la plaza Tahrir, adonde siguen llegando manifestantes.
El consejo político de ese movimiento condenó hoy en un comunicado el atentado, que calificó como una "reacción" de ciertos grupos que pretenden supuestamente dañar la seguridad para "abortar los logros" de los yemeníes, y aseguró que seguirán rechazando la "dominación extranjera" contra el Yemen.
El líder de este grupo, Abdelmalek al Huti, acusó anoche a Estados Unidos de influir en el nombramiento el martes como primer ministro yemení de Ahmed ben Mubarak, y convocó manifestaciones para hoy con el fin de rechazar su designación.
Horas después, Ben Mubarak renunció al cargo "para proteger la unidad nacional y evitar las divisiones". Su dimisión fue aceptada por el presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi.
Tras la renuncia, los huitíes desconvocaron supuestamente sus protestas, pero finalmente decidieron llevarlas a cabo contra la injerencia de EEUU.
La elección de Ben Mubarak por parte del jefe del Estado respondía al acuerdo de paz firmado el 21 de septiembre entre Saná y los rebeldes, que establece el nombramiento de un primer ministro de consenso y de un Ejecutivo que incluya a ministros hutíes.
Los hutíes han protagonizado protestas populares y enfrentamientos armados con las fuerzas de seguridad desde agosto pasado, e incluso han llegado a tomar el control de gran parte de Saná y de sus edificios gubernamentales.
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