Las autoridades ucranianas se proponen continuar la operación de castigo contra los prorrusos.
Rusia llamó hoy a la comunidad internacional a presionar a Kiev para que renuncie al uso de la violencia en el sureste del país, donde las autoridades ucranianas se proponen continuar la operación de castigo contra los bastiones prorrusos.
"Son necesarias urgentes medidas de presión sobre las autoridades de Kiev para poner fin a su línea criminal. La tragedia de Odessa, donde murieron decenas de jóvenes, consternó al mundo entero", aseguró Grigori Karasin, viceministro de Asuntos Exteriores, a la agencia oficial ITAR-TASS.
El diplomático aseguró que Rusia está "indignada" con Kiev por no cumplir "ni uno" de los acuerdos alcanzados el pasado 17 de abril en Ginebra, "en primer lugar, la renuncia al uso de la fuerza en su propio país".
"Continúan las acciones punitivas de fuerza en el sureste de Ucrania. Los ultranacionalistas campan libremente por el sur, lo que es absolutamente inadmisible. Expresamos nuestras condolencias a las familias de los muertos en Odessa, Slaviansk y Kramatorsk", dijo.
Con todo, Rusia continuará sus esfuerzos para el cumplimiento de los acuerdos, tanto los de Ginebra como los sellados el 21 de febrero en Kiev entre el entonces presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, y la antaño oposición con mediación internacional.
El presidente ruso, Vladímir Putin, está en permanente contacto con los dirigentes de otros países para encontrar una salida a la crisis, mientras "las autoridades ucranianas abordan la situación de manera irresponsable e incompetente", agregó.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, pidió ayer al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que obligue a Ucrania a suspender "de inmediato" las acciones militares y retirar las tropas del este rusohablante del país.
Por su parte, el primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, instó hoy a la Fiscalía a investigar "el rastro ruso" en los enfrentamientos violentos ocurridos el viernes en la ciudad de Odessa (mar Negro) en los que murieron 46 personas, en su mayoría prorrusos.
Al respecto, Moscú acusó a Kiev de "tener las manos manchadas de sangre", exigió una investigación exhaustiva de lo ocurrido y advirtió que, en caso contrario, acudirá a los tribunales internacionales.
Por su parte, EEUU tachó de "inadmisible" el brote de violencia vivida por Odessa e instó a Kiev a encontrar y castigar a los culpables.
Con todo, Kiev proseguirá su ofensiva contra los bastiones insurgentes prorrusos en el este del país, adelantó hoy Andréi Parubiy, secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania.
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