La gente tiende a tomar importantes decisiones basándose en elementos tan sutiles como el rostro.
Se dice que la cara es el reflejo del alma y, al parecer, no es sólo un dicho sino que los juicios que hacemos sobre las personas se basan en gran medida en sus rasgos faciales. Así lo asegura un estudio que ha recopilado los resultados de diversas investigaciones que muestran lo mucho que puede llegar a influir el aspecto físico a la hora de juzgar a alguien y tomar decisiones que le afecten.
Los investigadores que firman este trabajo, publicado en Trend in Cognitives Sciences, afirman que los ciudadanos valoran las intenciones de una persona y le atribuyen una determinada personalidad o carácter basándose en gran medida en los rasgos de su cara.
Así, sostienen que la gente tiende a tomar importantes decisiones, desde votar a un determinado candidato en unas elecciones a juzgar a un acusado de un crimen, basándose en elementos tan arbitrarios y sutiles como los rasgos faciales.
No se trata de una conclusión nueva pues, según reconocen, desde principios del siglo XX hay consenso entre los psicólogos sobre la atribución de rasgos sociales en función de las caras. Pero recientemente se han desarrollado métodos que permiten construir modelos informatizados como el que muestra la ilustración y con los que se puede manipular los rasgos de una cara para evaluar cómo cambia la percepción que tiene la gente sobre un individuo.
Caras generadas por ordenador para evaluar la competencia (A), el carácter dominante (B), la extroversión (C) y la honradez (D). La columna central representa la media en el modelo estadístico.
El 'espejo del alma'
Por ejemplo, aquellos con caras más femeninas o que de forma natural parecen felices tienden a ser percibidos como personas honradas en las que se puede confiar. Otros rasgos se asocian, según este estudio, con una mayor competencia, amabilidad, extroversión o con un carácter dominante o controlador.
A lo largo de la historia y en culturas distintas, los individuos y las sociedades han mantenido la creencia de que la cara puede revelar diversos aspectos de la verdadera naturaleza de una persona y de sus intenciones, afirman los autores de este trabajo. Hasta tal punto estaban asimiladas estas creencias que se intentó desarrollar un sistema para identificar tipos de personalidades, incluso criminales, a partir de los rasgos de la cara. Aunque estos intentos fueron abandonados por la comunidad científica, añaden, "ha persistido la creencia de que las caras son los espejos del alma".
"Aunque nos gusta pensar que nuestros juicios y elecciones son racionales, imparciales, consistentes y se basan únicamente en información relevante, lo cierto es que a menudo se ven influenciadas por factores superficiales e irrelevantes", asegura Christopher Olivola, investigador de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (EEUU) y autor principal de este estudio.
"Queríamos alertar del hecho de que muchas de las decisiones más importantes que tomamos, como elegir a nuestros líderes o juzgar a un acusado de un crimen, están influenciadas por la apariencia de la cara. Y esto no sólo es preocupante porque la apariencia es algo superficial, sino también porque hay investigaciones que demuestran que las caras no sirven para predecir cómo es una persona o sus características", señala Olivola a EL MUNDO.
Para el investigador, se trata de una "tendencia preocupante que habría que corregir o, al menos, mitigar. Propone reducir la influencia de estos rasgos faciales subjetivos ofreciendo más información relevante a la gente. Por ejemplo, en el caso de los candidatos políticos, dar más datos sobre su comportamiento en el pasado y educar a la gente para que no base sus decisiones basándose en estereotipos.
Porque según subraya, la influencia de la apariencia tiene serias consecuencias en el sistema legal y económico. Es más probable que la gente condene a individuos con caras que asocian a alguien en quien no se puede confiar o que consideran culpable. Asimismo, quien tenga una cara con rasgos que sugieren honradez tendrá una mayor habilidad para atraer inversiones o conseguir un préstamo.
Política, empresa y ejército
Los ciudadanos con rasgos asociados a una mayor competencia tienen más posibilidades de ganar unas elecciones, de la misma forma que los rasgos que la gente vincula con un carácter dominante ayudan a escalar posiciones en el ejército.
En el mundo de la empresa y los negocios también las personas con rasgos que se asocian a una mayor competencia tienen más posibilidades de ser contratados aunque no sean mejores que otros colegas.
Los autores también señalan que los criterios varían también según la persona que haga la valoración. Por ejemplo, citan varios estudios que encontraron diferencias en la influencia que ejercen los rasgos faciales de los candidatos a unas elecciones en los votantes republicanos y demócratas. También vieron que aquellos con más conocimientos sobre política se dejaban influenciar menos por las apariencias de los candidatos que los que sabían menos. Del mismo modo, a la hora de hacer inversiones, cuando tenían acceso a más información relevante la apariencia influía menos en la toma de decisiones.
"Nuestro éxito y bienestar, tanto como individuos como sociedad, dependen de nuestra habilidad para tomar sabias decisiones sociales sobre temas importantes, como los líderes que elegimos y los individuos en los que decidimos confiar. Sin embargo, nuestras impresiones sobre la gente son modeladas por sus rostros, y como consecuencia de ello, también lo son las decisiones sociales", escriben los autores.
El pasado mes de julio, un estudio de la Universidad de York publicado en PNAS mostró cómo los rasgos faciales son clave en la primera impresión que nos hacemos de una persona cuando vemos una fotografía de ella. Al ver una imagen, rápidamente se forma un juicio sobre su carácter, por ejemplo, si es amable, honrada o competente.
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