Irán y EE.UU., que durante años han sido acérrimos enemigos, tienen ahora un enemigo.
María Elena Navas
BBC Mundo
"El enemigo de mi enemigo es mi amigo", dice el dicho. Y el dicho describe con precisión lo que está ocurriendo ahora en Irak.
Irán y Estados Unidos, que durante años han sido acérrimos enemigos, tienen ahora un enemigo en común: el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS), los militantes yihadistas que continúan avanzando en Irak donde ya ha tomado varias ciudades.
El resultado de la ecuación es que Irán y Estados Unidos parecen haber encontrado una causa común en su deseo mutuo de evitar la fracturación de Irak.
Ambos incluso han llegado a sugerir que estarían dispuestos a colaborar para combatir al ISIS.
Pero aunque ambos países desean evitar el descenso de Irak en el caos, las soluciones e intereses que cada uno persigue son muy distintos.
Lo que los une es que tanto Teherán como Washington han perseguido durante años estrategias en Irak que ahora, en unos cuantos días, parecen a punto de fracasar con la ofensiva de los militantes islamistas.
Lo que los separa es la solución que cada uno busca: Irán quiere defender el estatus quo y el poder regional de los chiitas. Washington desea un "gobierno más incluyente" donde participen también sunitas y kurdos.
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Poder regional
"Irak es vecino y aliado muy importante para Irán" explica Mohamed Yehia, periodista del Servicio Árabe de la BBC. "Consideran que es una pieza clave de su influencia regional tanto por razones políticas como religiosas".
"Irán ha trabajado durante años para colocar a un gobierno pro Teherán en Irak. Y ha defendido en numerosas ocasiones al primer ministro chiita Nouri al Maliki para que permanezca en su cargo, que ha desempeñado desde 2006".
"En las elecciones de 2010 Maliki estuvo a punto de perder, obtuvo menos votos que el bloque del partido Iraqiyya, que ganó la eleccion. Pero logró que lo eligieran gracias a una coalición que formó con la ayuda de Irán. Y gracias a ello permaneció un segundo período en el poder", agrega el periodista.
Como chiita, Maliki ha sido esencial para mantener el poder regional de Irán y cualquier cambio en el estatus quo sería un duro golpe para Teherán.
Pero muchos, tanto dentro como fuera de Irak responsabilizan a Maliki por lo que dicen es la corrupción de su gobierno y la forma como ha segregado a los sunitas y kurdos tratándolos como ciudadanos de segunda clase.
"Por eso ahora no es claro si Irán seguirá apoyando a Maliki o eventualmente decidirá que es mejor colocar a alguien diferente en el poder en Irak", señala Mohamed Yehia.
Pero Irán, el país considerado el baluarte de la fé chiita, no parece estar dispuesto a observar el avance de los extremistas sunitas de ISIS y ver amenazadas sus fronteras.
El miércoles el presidente iraní Hassan Rouhani declaró que Teherán "no vacilará en proteger los lugares sagrados chiitas en Irak" y movilizarse contra los yihadistas del ISIS que han amenazado con atacar los sitios sagrados.
Presencia militar
De hecho, aunque el gobierno en Teherán no lo ha confirmado, se dice que las tropas iraníes están ya en Irak.
Según Mohamed Yehia, "ha habido numerosos informes tanto dentro de Irak como en diarios extranjeros que mencionan la presencia de distintas tropas iraníes en Irak".
Los informes indican que tres batallones de la fuerza élite Quds de la Guardia Revolucionaria Iraní están en Irak para ayudar a detener a los combatientes de ISIS.
"Se cree que varios asesores e instructores militares iraníes están planeando diversas estrategias con el gobierno iraqui. Y esto no es nuevo. Durante años los militares iraniés han asesorado al gobierno del primer ministro iraquí Nouri al Maliki y han ayudado a organizar a las milicias chiitas iraquíes que son leales a Irán", agrega.
Una de estas figuras es el general Qasem Soleimani, el jefe de las Quds.
No es la primera vez que el general y su personal se enfrentan a los yihadistas: también han asesorado al gobierno de Bashar al Asad en la vecina Siria, otro aliado clave de Irán.
"Se le atribuye haber diseñado la estrategia que ayudó al presidente Bashar al Asad a cambiar el curso de su guerra contra los rebeldes y recuperar ciudades y poblados clave en Siria" explica el periodista de la BBC.
Gobierno "incluyente"
Mientras tanto, Irak, y el resto del mundo, esperan la respuesta del otro protagonista clave, Estados Unidos.
El presidente Barack Obama dijo el jueves que enviará asesores militares en misiones distintas al combate en Irak, y que está considerando el pedido de ese país de llevar a cabo ataques aéreos para detener el avance del ISIS.
El miércoles, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, general Martin Dempsey, advirtió en el Senado que el ejército no tiene suficiente inteligencia para llevar a cabo una acción militar. Indicó que los pilotos enfrentarían dificultades para poder identificar desde el aire a quién atacan.
Washington ha responsabilizado repetidamente las políticas sectarias y autoritarias de Nouri al Maliki por la actual crisis en Irak. Ha dicho que el gobierno ha empujado a que la minoría sunita iraquí apoye ahora a los militantes del ISIS.
El presidente Obama ha subrayado que cualquier tipo de ayuda a Irak estará condicionada a que el gobierno de Maliki cambie sus políticas sectarias y transfiera poder a sunitas y kurdos.
"Washington ha dicho a Maliki que no recibirá ayuda militar a menos que integre a los sunitas en su gobierno" explica Mohamed Yehia. "Maliki no ha respondido a esas condiciones. Y por lo tanto el gobierno estadounidense duda de que el primer ministro sea capaz de lograr las reformas necesarias para solucionar la crisis".
"Es un hecho que los estadounidenses están ahora hablando con los iraníes, pero no es claro lo que puedan lograr Teherán y Washington juntos si sus visiones son distintas".
No sería la primera vez que estos viejos adversarios colaboran: ya ocurrió en el pasado tanto en Irak como en Afganistán.
Irán ofreció inteligencia militar a Estados Unidos durante su invasión para derrocar al Talibán en 2001, y en 2007 Washington y Teherán enviaron representantes a Bagdad para conversaciones directas sobre el deterioro de la situación en Irak.
Y después volvieron a sus antiguas rivalidades: en 2002 Washington incluyó a Teherán en la lista de países que según George W. Bush formaban "el eje del mal".
Lo que es claro, señala el periodista de la BBC, es que aunque un enemigo común está uniendo a Irán y a Estados Unidos, la solución que busca cada uno continúa separándolos: Washington quiere una unidad nacional que traiga estabilidad en la región, Iran quiere proteger el chiismo en un país que por décadas estuvo dominado por una minoría sunitas.
"Toda la situación es sumamente complicada, particularmente para Estados Unidos" asegura Mohamed Yehia.
"En Siria los estadounidenses están apoyando a los rebeldes sunitas que pelean contra Bashar al Asad, el amigo de Irán. En Irak Estados Unidos, junto con Irán, está apoyando a los chiitas, que luchan contra los sunitas del ISIS".
"Y además, Washington continúa oponiéndose a Teherán en la difícil problemática de su programa nuclear".
"De manera que Estados Unidos seguramente no desea precipitarse porque están viendo las dificultades de involucrarse en esta situación" agrega el periodista.
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