Los albinos enfrentan prejuicios y peligros mortales en Tanzania.
Se ha lanzado una campaña para intentar poner fin a la hostilidad en contra de esta pequeña comunidad de 30.000 personas.
Mtobi Namigambo, un pescador, está tranquilamente sentado fuera de su casa en la isla de Ukerewe.
Ésta fue alguna vez un santuario para albinos, pero ya no lo es.
Su hijo de 4 años de edad, May Mosi, que sufre de albinismo, se sienta en su regazo.
May cuenta de uno al diez con confianza.
Namigambo ocasionalmente le regala una mirada a su esposa, Sabina, sentada en un tapete preparando la cena familiar.
Sus otros dos hijos están jugando cerca de ahí.
También tienen un recién nacido, durmiendo dentro de la casa.
Cuando May tenía tres meses de edad, escapó a un intento de secuestro.
"Yo había ido al lago al pescar. Estaban solos en la casa cuando los atacantes llegaron", señala Namigambo.
"Mi esposa escapó por la ventana con May, dejando atrás a dos niños, quienes no sufrieron ningún percance¨.
"Los atacantes iban por May", agrega la señora Namigambo. "Mi esposo estaba lejos pescando y ellos lo sabían. Por eso fue que vinieron por mis hijos".
"Luego de saltar por la ventana, siguieron detrás de mi, y yo empecé a gritar pidiendo auxilio. Solo se dieron por vencidos cuando desperté a los vecinos".
Superstición
La superstición dice que las extremidades de los albinos traen buena suerte.
Los albinos, quienes sufren de falta de pigmento en la piel, son victimizados porque hay quienes creen que las pociones hechas a partir de extremidades de su cuerpo traen buena suerte y riqueza.
Más de 70 albinos han sido ultimados en Tanzania en los últimos tres años, mientras que solo ha habido diez condenas por esos asesinatos, aseguran activistas.
En el caso más reciente, una mujer fue muerta a hachazos.
"Nos matan como a animales. Por favor recen por nosotros", canta una mujer albina en un evento que promueve sus derechos.
May es uno de los 70 albinos que viven en la remota isla de Ukerewe, a tres horas de Mwanza, la segunda mayor ciudad de Tanzania.
"Podemos pedirle al gobierno que haga más por educar a la comunidad", dice Namigambo.
"Alguna vez el gobierno organizó seminarios sobre el albinismo. Eso hizo una diferencia importante, pero ya no", agrega.
Bajo el mismo sol
Cerca de 40 albinos viven en la isla de Ukerewe.
Los activistas del grupo "Bajo el Mismo Sol", que trabaja con la comunidad albina local, dicen que la isla no es tan segura como a la gente le gustaría creer.
El jefe regional de la sociedad de albinos de Tanzania, Alfred Kapole, es nacido en Ukerewe, pero se vio obligado a huir hacía la ciudad de Mwanza.
"Él fue uno de los primeros albinos cuyo caso llegó a los tribunales luego que un jefe de una aldea tratara de matarlo para quedarse con su pelo", dice Vicky Ntetema, jefe de Bajo el Mismo Sol.
"El año pasado su casa fue atacada. Afortunadamente él estaba en Mwanza. Hubo otro atentado contra su vida este año".
Ntetema indica que esa es una experiencia normal para los albinos.
"Una familia de una joven con albinismo tuvo que huir dos veces, en 2011 y 2012, cuando personas no identificadas los atacaron, diciendo que habían sido enviados por el padre del hogar, un pescador, para obtener el cabello de la niña".
"Cuando las personas cometen crímenes van en canoas a islas cercanas donde no pueden ser encontradas", agrega.
Campaña
El gobierno de Tanzania ha lanzado una campaña para recaudar fondos con el fin de ayudar a persuadir a las comunidades a que abandonen viejas creencias y dejen de atacar a los albinos.
No obstante, el énfasis de la campaña está en zonas urbanas, no en áreas rurales que son en las que los albinos enfrentan las amenazas más grandes.
El gobierno de Tanzania busca proteger a los albinos de nuevos ataques.
"No tenemos la capacidad, o los medios para llegar a las aldeas. Dependemos principalmente de la radio o la televisión, pero no alcanzamos a llegar al terreno por los costos", señala Ramadhani Khalfan, jefe de la sociedad de albinos de Ukerewe.
En Sengerema, a 60 kilómetros de Mwanza, se ha construido un monumento en una glorieta en el centro del pueblo.
Es una estatua de tamaño natural, que muestra a un padre pigmentado llevando en hombros a su hijo albino mientras que una mujer pigmentada le pone al niño un sombrero para protegerlo del sol.
También hay 139 nombres de víctimas muertas, atacadas o cuyos cuerpos fueron robados de sus tumbas.
Personas importantes
Un representante de la sociedad de albinos de Sengerema, Mashaka Benedict, le dijo a la BBC que incluso personas educadas todavía creen que las extremidades de cuerpos de personas albinas pueden atraer la riqueza.
"Si ese es el caso, por qué no somos ricos nosotros", se pregunta.
Benedict alega que hay personas importantes involucradas en el negocio de matar albinos y que es por eso que pocas personas han sido condenadas por esos hechos.
"Cómo puede un pobre ofrecer US$10.000 por una extremidad? Son los políticos y hombres de negocios que están involucrados".
La policía dice que hacen su mejor esfuerzo por investigar los ataques.
"Estos casos son complicados porque la mayoría de los incidentes ocurren en zonas muy remotas donde no hay electricidad, por ejemplo, y eso hace que identificar a los culpables sea muy complejo", asegura el jefe de la policía de Mwanza Valentino Mlowola.
"Investigamos cada caso y cada denuncia, pero como puede ver, no es tan simple", añade.
Pese a que no se resuelven los casos, hay muchos albinos con esperanza en que las actitudes de la gente cambiarán y que niños como May podrán tener vidas libres de persecución y violencia.
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