Protestas y moción de destitución en Corea del Sur tras el intento del Presidente de declarar la ley marcial
El presidente de Corea del Sur enfrenta crecientes presiones políticas y sociales tras su intento de imponer la ley marcial
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol declaró la ley marcial de emergencia el 4 de diciembre, sin embargo, esta fue retirada seis horas después debido a la presión de los ciudadanos que salieron a protestar y al veto parlamentario que obligó al Ejecutivo a levantar esa medida. Después del este hecho, dos partidos de la oposición impulsaron la moción de destitución contra el presidente de Corea del Sur.
Los impulsores de la moción de destitución anunciaron que la propuesta se votará el viernes 6 o el sábado 7 diciembre, dentro del plazo de 72 horas establecido por la normativa. Para que sea aprobada, se necesitarán el apoyo de al menos 200 de los 300 escaños que componen el órgano unicameral legislativo y el aval de seis de los nueve jueces del Tribunal Constitucional.
Además, este mismo miércoles se llevaron a cabo protestas encabezadas por Lee Jae-myung, líder del principal partido de la oposición, que convocó una masiva manifestación en Seúl en la que él y miles de ciudadanos exigieron la dimisión del presidente Yoon Suk Yeol.
La Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU), el mayor grupo sindical del país, también inició una huelga indefinida con el objetivo de que el presidente Yoon asuma la responsabilidad por su declaración de la ley marcial y dimita.
"Nos mantendremos unidos con el pueblo y lideraremos la lucha por la renuncia inmediata del presidente Suk-yeol", declaró un funcionario de la KCTU durante una rueda de prensa del grupo sindicalista.
Si el presidente Yoon Suk-yeol es destituido, el primer ministro Han Duck-soo asumiría temporalmente la presidencia hasta que el Tribunal Constitucional se pronuncie.
Reacciones
En Washington, la Casa Blanca expresó su preocupación por la situación en Seúl, aclarando que no había sido informada previamente sobre la Ley Marcial.
Analistas como Natalia Slavney de 38 North calificaron la medida como un "retroceso grave de la democracia", advirtiendo que el uso arbitrario de los poderes presidenciales socava las instituciones y genera desconfianza en el sistema político de Corea del Sur.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, también se pronunció y destacó la importancia de la relación con Corea del Sur en el marco de la asociación Indo-Pacífico y aseguró que esta alianza no se verá afectada por los recientes acontecimientos.
Por su parte, China adoptó una postura más neutral, considerando la situación como un "asunto interno" del país.
En cambio, el primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, pospuso su visita a Corea del Sur debido a la crisis política interna.
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