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Pedro Castillo se retractó de la medida, después de varias críticas de todos los sectores
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Se registraron varios enfrentamientos entre la fuerza pública y los manifestantes, en Lima.( )
Las manifestaciones en Perú escalan. Ayer, el presidente Pedro Castillo suspendió el toque de queda, que había decretado en Lima y Callao tras una jornada en la que recibió críticas de varios sectores, incluso de sus más estrechos aliados; mientras que miles de ciudadanos desafiaban a su autoridad con una protesta en las calles de la capital.
El anuncio lo hizo durante una reunión en el Congreso, siete horas antes del fin que tenía prevista la medida. La orden, que afectó por más quince horas a unos 11 millones de peruanos y causó una pérdida económica estimada de USD 270 millones, según la patronal.
La tensión tuvo su eco en las redes sociales y en tímidos cacerolazos, pero se agudizó en la tarde en las calles del centro histórico de Lima, donde miles de personas desafiaron el toque de queda para pedir la renuncia del gobernante en una manifestación que derivó en fuertes disturbios y enfrentamientos con la policía, que se prolongaron hasta bien entrada la noche.
El toque de queda en Lima y Callao entró en vigor este martes, al igual que la declaración de estado de emergencia, en respuesta a un paro de transportistas que comenzó hace ocho días y provocó la muerte de al menos cuatro personas, aunque ninguno de ellos por motivo de enfrentamientos.
La orden, que se aplicó en estas dos provincias que prácticamente no se vieron afectadas por la huelga, respondió a la necesidad de "dar respuestas urgentes y extraordinarias" ante los informes de inteligencia que, supuestamente, "anunciaban una serie de actos vandálicos" en la capital, según dijo el ministro de Justicia, Félix Chero.
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